Bibliotecas humanas

Juzgar un libro por su tapa es siempre un error. Echen un vistazo a esta experiencia social

Rifat solía contar su historia con una mezcla de añoranza, miedo y tristeza. Con el tiempo descubrió que tenía aún más éxito si añadía pinceladas de su vida actual. Había huido de la guerra de Siria nueve años atrás. Sufrió la crudeza de los campos de refugiados que había esparcidos por media Jordania. Se lanzó a la aventura europea y había conseguido hacerse un hueco en la sociedad de la capital danesa. Manejaba el idioma con suficiente soltura como para percibir los matices escondidos en las preguntas de sus lectores. Conocía lo suficiente el alma humana como para asomarse al balcón de los ojos de sus entrevistadores.

La historia de Sorin era bien distinta. Danesa de nacimiento relataba a sus asombrados seguidores como su estado de ánimo podía fluctuar sin que necesariamente mediara ningún cambio a su alrededor. Explicaba como su primer ingreso fue a los 21 años, tras sufrir una grave depresión. A este episodio le sucedieron dos más muy diferentes pero inextricablemente relacionados. En la fase de manía aguda se sentía cuasi inmortal. Apenas si necesitaba comer o dormir. El mundo se bebía rápido a través de sus sentidos. Veía, escuchaba y pensaba mejor y más rápido que la mayoría. Percibía que sus capacidades eran omnímodas. Era, sencillamente, capaz de todo. La realidad era más dura, claro. Ese estado de exaltación sostenido le hacía meterse en líos, ponerse en riesgo y perder enormes cantidades de dinero en pésimos negocios. Hoy Sorin contaba cómo había domeñado su problema de salud mental y disfrutaba de un proyecto de vida pleno.

Al final del pasillo aguardaba Klaus. De aspecto sereno y con aires de noble norteño parecía un jubilado satisfecho. Mas su historia contenía una auténtica lucha contra un sistema de valores arcaico. Ser homosexual hace 50 años no resultó precisamente sencillo. La Biblioteca Humana nació en Copenhague hacia el año 2000. El país vivía un momento de profunda reconversión social y alguien propuso este sistema para derribar tabúes y deponer estereotipos. La mecánica es sencilla. Recorres sus pasillos y te acercas al título que más te llama la atención. Rifat, Sorin, Klaus y muchos más aguardan para contarte su historia durante media hora.

Como psiquiatra considero que pocas cosas resultan tan instructivas como escuchar la historia de una vida contada por su protagonista. ¿Cuál querrían oír ustedes? ¿Cómo contarían la suya propia?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios