Gran noticia me parece que la Junta de Andalucía le haya dado permiso a nuestra Universidad para implantar los estudios de Medicina. Sin duda alguna, son los que faltaban para que nuestra rama de Ciencias de la Salud se vea completa y saludable, o sea, con salud y saludos. No solo va a ser bueno para nuestra parte sanitaria, sino para toda nuestra institución, que se incorpora con esto al grupo de las que cuentan con una oferta de estudios avalada por una tradición de bastantes siglos.

Demasiado tiempo ha sido la Junta de Andalucía cicatera con sus Universidades: los títulos se autorizaban con cuentagotas e imponiendo que nunca aumentaran en número. Dicho de otro modo, para poner una carrera nueva había que eliminar otra ya existente. Ningún Rector puede aceptar esto porque se vería obligado a romper el delicado juego de equilibrios en el que se fundamenta la convivencia de los campus. Nunca sobran titulados: faltan ofertas de trabajo. Como profesor de tiza y pizarra, digo que esta doctrina del llamado "coste cero" fue un error desde el primer momento: nuestros plazos, ritmos y protocolos nos impiden desplegar títulos a golpe de encuesta, titular o declaraciones y, cosa que siempre ocurre con el conocimiento, cuando nos damos cuenta de que lo necesitamos ya vamos tarde. Tras tantos años de descapitalización de la docencia y la investigación, intensificados pero no iniciados en el gran ajuste de cuentas de hace una década, hemos visto que, en el momento de más necesidad de personal sanitario, no disponíamos de una reserva estratégica de titulados y todo hubo que fiarlo a la grandeza de ánimo de unos profesionales mucho más comprometidos que nuestras autoridades. Con la pandemia, el COVID-19 y el virus de la desinformación han tenido barra libre: uno ha traído muerte y desolación; otro, espanto y desesperación. El daño a la sociedad está siendo enorme, ya lo sabemos.

Ojalá se entienda que escatimar en Universidades es jugar a la ruleta rusa con un cargador repleto de balas. Dentro de diez años, gracias a que la Junta de Andalucía ha renegado del principio de quitar un título para poner otro, veremos ya dos o tres promociones médicas en la calle y otro gallo cantará. ¿Qué carrera toca ahora, aprobada en 2010, pendiente de autorizar y no sometible al "quita-uno-pon-uno"? A buen entendedor, pocas palabras bastan o, mejor en latín, "intelligenti pauca": Comunicación.