El callejón del gato

EL CESE DE CAYETANA

La serendipia condensa el rigor y la determinación junto con la habilidad de aprovechar escenarios fortuitosTanta agresividad solo sirve para alimentar el rencor de la ultraderecha más radical

Tantoencumbraron a Cayetana Álvarez de Toledo cuando la nombraron portavoz del Partido Popular que su cese ha sido noticia de primera plana. Ella misma, con la personalidad que la caracteriza, convocó a los medios de comunicación y ofreció una generosa rueda de prensa donde no tuvo reparo alguno en adjudicarse méritos sobrados para continuar desempeñando la labor de portavoz y advirtió a Pablo Casado del perjuicio que supone para el Partido Popular haberla cesado. Nunca el hecho de cesar a un portavoz ha tenido tanta repercusión. Nadie le dio la menor importancia al cese de nuestro representante, ahora en el Senado, Rafael Hernando que dejó el cargo sin levantar la voz y fue premiado con un puesto en la mesa de la Cámara Alta donde continua su dilatada carrera política que, por el camino que lleva, supongo que mantendrá hasta su jubilación. Con la aparición de VOX el PP dejó de ser el partido que aglutinaba todos los votos de la derecha y Pablo Casado emprendió una estrategia tendente a recuperar los votos de aquellos que siguieron la ruta de Santiago Abascal cuando abandonó las filas del partido. Pero lo cierto es que si el fichaje de Álvarez de Toledo fue con la intención de captar votos, dudo mucho que el PP aumentara su clientela con las intervenciones de su portavoz sacando a relucir que el padre de Pablo Iglesias militara en el FRAP hace cincuenta años. Tanta agresividad solo sirve para alimentar el rencor de la ultraderecha más radical pero no creo que produzca efectos en la mayoría de los votantes. Incluso dentro de las filas del PP la aportación de Cayetana en el Congreso de los diputados, con sus intervenciones mordaces ha sido cuestionada por los militantes moderados. Ahora parece que se han percatado que las posiciones extremas hacen más ruido pero son menos eficaces y Pablo Casado ha tenido que cambiar de estrategia calificando al PP como un partido de centroderecha cada vez que se le presenta la ocasión. Si tenemos en cuenta la alternancia PP-PSOE en el poder, cada uno tiene sus fieles seguidores, pero en el electorado hay una mayoría que, desde posiciones centristas pueden optar por una socialdemocracia o por un neoliberalismo moderado. En el Centro es donde está el mayor caladero de votos, dirigentes del PP han considerado que Cayetana Álvarez de Toledo era un estorbo para atraer el voto de los indecisos y han presionado a Pablo Casado para que le dé pasaporte. Eso es todo.

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