LAS COSAS POR SU NOMBRE

Ultraizquierda y ultraderecha son términos adecuados en tanto en cuantollega muy lejos, incluso al paroxismo

Lo dijo Machado en una coplilla: "La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se mire al revés". La verdad clarifica, por lo que es necesario nombrar cada cosa con su nombre. Y si la verdad nos hace libres, raro será que, si perseguimos la libertad, empecemos a tener miedo de que se diga qué somos, en dónde estamos y con quién vamos. En lo que respecta a la ubicación política, es normal que sigamos los criterios establecidos en los manuales de sociología. Los nombres, sean "derecha" o "izquierda", objetivamente no tienen nada que decir, puro nominalismo; pero una vez asumidos por la sociedad para designar una cierta ideología deberíamos utilizarlos sin temor y solo por paranoia se puede achacar a una persecución el que digan cuál es nuestra posición, salvo que se extrapolen o exageren algunas de nuestras ideas. Lo que llamamos posiciones de izquierda o de derecha tienen unos contenidos que están dispuestos a defender unos y otros. Hay diferencias notables entre las dos, y yo no me ofendería si alguien me dijera que soy de izquierdas. Ahora bien, ¿qué sucede cuando esas ideas se llevan más allá del límite? ¿cuando se llevan a un extremo? En el continuo de las posiciones ante la vida y ante la sociedad no es desacertado considerar que van "más allá" de la posición standard de la que proceden. Ultraizquierda y ultraderecha son términos adecuados en tanto en cuanto llevan muy lejos, incluso al paroxismo, las posiciones originales. Insisto: hay que llamar a estas posiciones ideológicas por su nombre. Extrañas razones deben existir para huir del uso de esa nomenclatura o recomendar que no se use. Extrañas no; más bien interesadas porque pongan en riesgo algunas de las posibilidades que consideran abiertas. Querer jugar a buscar apoyos en alguna de las posiciones ultras, pero intentando velar la situación ocultando nombres, no deja de ser un ejercicio de cinismo. Reivindico el derecho de todo partido político a buscar alianzas y apoyos en cualquier fuerza política que, aunque solo sea formalmente, esté dentro del sistema. Ahora bien, tomada la decisión de buscar o aceptar esos apoyos, se debe aceptar el riesgo o las consecuencias de tener esos compañeros de viaje. Y resaltar los modos de pensar de esa formación política no es meter miedo; es hacer ver, para el presente y para el futuro, hasta dónde están dispuestos a llegar esos partidos y con quién con tal de poner en marcha el "cambio".

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