La tapia con sifón

Calimocho y flamenco

La historia del calimocho está menos clara, incluso tenemos competidores que se atribuyen su invención

Empieza ya la Feria y tenemos dos esplendorosos aniversarios que celebrar: las bodas de oro del "Festival de cante jondo" (que es como se llamó al principio el Festival flamenco de la capital) y las del calimocho. Pero el caso es que ha leído atentamente el programa de festejos y no veo que se vayan a celebrar ninguna de las dos, no sé si será por la tradicional apatía y dejadez local. Es verdad que lo del calimocho es muy impreciso, pero el cumpleaños del Festival está mucho más claro: pasado mañana, lunes, cumple cincuenta años exactos. El primero fue el 21 de agosto de 1967, lo sé porque yo estaba allí. Este olvido creo que se debe más bien a un error aritmético, puesto que se celebró el año pasado cuando en realidad cumplía cuarenta y nueve años. Es algo similar al error de los que decían que el siglo y el milenio empezaban en 2000: todas las edades empiezan por el año uno, no por el cero.

La historia del calimocho, repito, está menos clara, incluso tenemos competidores que se atribuyen su invención. El más reciente es un grupo de Getxo, que dice que el 12 de agosto de 1972 un grupo de muchachos añadió refresco de cola a una partida de vino "cosechero" que les habían regalado porque estaba picado. Pero tengo información de primera mano bastante anterior a esa fecha. En el otoño de 1967 yo estaba haciendo la mili en el Centro de Instrucción de Reclutas nº 6 (en adelante CIR 6), donde, por cierto, toque flamenco, coincidí con Rancapino. Bueno, pues en la cantina del CIR 6 la bebida más popular entre reclutas y veteranos era el "cuba libre obrero": un botellín de coca cola introducido en una botella de litro de vino -preferentemente Savin- a la que previamente le hacíamos hueco a morro, procedimiento también utilizado para compartir la mixtura resultante. O sea, que cinco años antes del "invento" de los vascos ya tomábamos calimocho en Almería, aunque con otro nombre, eso sí. Tampoco so se puede asegurar que se inventara ese año, es más, hay versiones con otros nombres por medio mundo. Pero en fin, si los de Getxo han llenado páginas y redes sociales con su versión, ¿por qué no podemos celebrar los almerienses los cincuenta años del calimocho en Viator? Se podría incluir en los actos gastronómicos que se inician hoy. Todavía estamos a tiempo.

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