Opinión

ana Martínez Labella

Concejala de Fomento

Calle Santiago

Mejora la iluminación y, para tranquilidad de quienes allí estacionan, apenas se reducirán plazas de aparcamiento

La remodelación integral de la calle Santiago, en Nueva Andalucía, es una muy buena noticia. Primero para quienes residen en el barrio y entorno, que van a ver cómo se transforma con más y mejores aceras, con viales amplios y una rotonda para hacer más fluido el tráfico rodado, zonas para el encuentro entre vecinos, nuevas redes de abastecimiento y saneamiento, y más y mejor luminosidad en las calles.

Pero también es una buena noticia para los comerciantes y hosteleros y para quienes toman esa calle que conecta barrios y que atraviesa Nueva Andalucía de norte a sur, y viceversa.

Con una inversión de 1,7 millones de euros, el proyecto le va a dar la vuelta a una calle colmatada de tráfico, con importantes barreras arquitectónicas y un molesto cruce que, como digo, se va a solventar con una rotonda coronada con una fuente ornamental y abundante vegetación. Todo se ha pensado para mejorar: Mejorar la circulación y la fluidez de una calle por la que pasan miles de vehículos al día, mejorar el tránsito de los peatones y también su descanso en diferentes zonas estacionales con abundante vegetación, fuentes y mobiliario urbano.

Mejora la iluminación y, para tranquilidad de quienes allí estacionan sus vehículos, no se van a reducir apenas plazas de aparcamiento. De las más de 200 contabilizadas, sólo desaparecería una decena, una pequeña molestia comparado con los beneficios que va a traer la nueva urbanización de la calle.

Es, además un proyecto que ha sido consensuado con los vecinos. No con uno, ni con dos, sino con dos asociaciones vecinales (Nueva Andalucía y La Unión), la asociación de comerciantes (CENA) y una asociación cultural (Asociación Cultural Niños del Parque).

Entre todos, se ha planteado la mejor solución. Una solución que pronto alcanzará a las calles Blas Infante y Arcipreste de Hita, de modo que todo el barrio se va a transformar en un entorno más agradable, organizado y ordenado. Un barrio, en definitiva, más atractivo para vivir, para comprar, para pasear y para disfrutar de la oferta hostelera y de restauración que ofrecen sus bares y restaurantes. Un cambio que, sin duda, va a ser para mejor.

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