República de las Letras

Cambiar el mundo

Para cambiar el mundo es imprescindible, en el caso de los partidos, además de un programa sencillo, un liderazgo claro

Cambiar el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino justicia", escribió Cervantes en el Quijote. Cambiar el mundo -se dice pronto- contra el miedo de los conservadores: son conservadores quienes tienen algo, las más de las veces, material, que conservar. El miedo a perder ese algo es lo que impulsa al conservador a despreciar todo adelanto, todo progreso. Lo demás son adornos morales, religiosos o patrióticos. Sin embargo no dudan en exigir el último progreso de la ciencia o en asumir los hechos sociales que la modernidad ofrece cuando de un hijo o una hija se trata. Luchan, por ejemplo, contra el aborto… hasta que una hija de quince años se les presenta en casa con un embarazo no deseado. El otro día coincidí en la carretera con otro ciclista, que me preguntó la mejor forma de ir a Níjar. Se dirigía a Carboneras, Mojácar y Águilas, y estaba dando, ¡por cuarta vez!, la vuelta a España. Había recorrido ya el Camino de Santiago, la Vía de la Plata y el Camino Mozárabe. Había dado también tres veces la vuelta a Andalucía. Aquel día había dormido en La Rábita y a las once de la mañana estaba ya en la Universidad de Almería. Era de Granada. Tenía 57 años. Se llamaba Antonio Sánchez. Me explicó que había trabajado como un burro toda su vida para poder disponer ahora del mayor capital del ser humano: tiempo. Preguntado por la opinión de su familia me aseguró que todos sabían ya, a estas alturas, que ni él ni nadie somos imprescindibles. Y como yo me preguntaba aún qué impulsa a un hombre a hacer algo así, me respondió: ser libre. Decía ser un hombre libre cuando sobre su bicicleta recorría esas carreteras sin meta, sin fin. Sin tener que luchar contra nadie. "No me pertenece el paisaje", cantaba Cecilia en 1973. ¿Qué tenía este hombre que perder?: todo. Lo podía perder todo, hasta la vida. A su modo, cambiaba el mundo. A su manera, para los conservadores absurda, nos ponía en evidencia.

Otros van a intentar cambiar el mundo en 2020 a partir de unas bases que debatirán en el llamado Vistalegre II, el congreso convocado para el mes próximo. Pero para cambiar el mundo es imprescindible, en el caso de los partidos políticos, además de un programa sencillo y concreto, la unidad y un liderazgo claro. Hay mucha esperanza puesta en ese congreso. Hace falta un gran cambio para sacudirnos esta ruina, este atraso. Y no todos podemos ser Antonio Sánchez.

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