La cosa viene de antiguo. En los años sesenta ya se produjo la primera tacada de cambios de nombres de países. A los estudiantes de Geografía nos hizo la puñeta: Dahomey pasó a llamarse Benin, Rodesia cambió a Zimbabue, Tanganika pasó a ser Tanzania…y paramos aquí porque nos faltaría espacio. Años después le toco a Asia: Birmania ya no es Birmania, que se llama Myanmar, Ceilán pasó a ser Sri Lanka, Pekín ya es Beijing, Bombay, con lo que era Bombay, ahora hay que decirle Mumbay. Etcétera. A la vista de esta larga y ya antigua historia, no nos puede extrañar que la tendencia haya llegado a España. Empezamos cambiando los nombres castellanos por vascos o catalanes aunque estemos hablando en castellano, verbigracia, Gasteiz, Lleida o Elx. Es como si escribiéramos London en vez de Londres o Koln en vez de Colonia. Claro que también tenemos en Almería, sin ir más lejos, Summer Cooltural en vez de Verano Cultural. Y proliferan los batidos que ahora se llaman smoothies, las magdalenas son cupcakes o los merenderos de playa ahora son nada menos que beach clubs. (Nos ahorramos las comillas por economía de espacio y lenguaje). Por razones distintas, en este caso solo económicas, los cambios de nombres han llegado al fútbol (del inglés foot-ball; o sea que antiguamente teníamos capacidad para castellanizar palabras extranjeras en vez de copiarlas como se hace ahora). Los cambios de nombre han empezado por los estadios, debido a que el que paga, manda, por lo que al campo del Atlético de Madrid le han puesto Wanda. El penúltimo golpe ha caído en San Sebastián (perdón, Donosti), donde el ancestral nombre de Anoeta ha tornado en Reale Seguros Stadium. Decimos penúltimo porque el estadio de los Juegos Mediterráneos es fácil que cambie de nombre y de dueño. El nuevo propietario de la U.D. Almería, el jeque saudí Turki al Sheikh, ya ha expresado su intención de comprar la cancha donde juega el equipo, que es propiedad del ayuntamiento de la ciudad. Lo normal es que cuando lo compre le cambie el nombre al estadio. Y también nos maliciamos que le cambie el nombre al equipo, ya que en este caso lo tiene a huevo: sin necesidad de que deje de llamarse como la ciudad, podría adquirir un nombre más apropiado para su actual propietario; con ponerle Al-Mariya, estaría al cabo de la calle. La sugerencia es gratis.

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