QUIZÁS alguno de los que lean esta columna hayan visto la película francesa Juego de Niños. El juego llega hasta el límite en el film y ahí comienza a mostrarse el paralelismo con el partido que Francisco y los suyos juegan ante el Real Madrid. Evidentemente la empresa se presume muy complicada, imposible dirán algunos, pero hay elementos para pensar que los retos están cuanto menos para intentarlos. Sin Cristiano, el Real Madrid se reconoce como un equipo más vulgar. Es cierto que cualquier individualidad puede marcar el devenir del partido pero los blancos tienen un problema en el centro del campo y eso tienen que aprovecharlo los almerienses. Ancelotti introducirá en el once a jugadores como Casemiro, Nacho, Morata o Varane. Todos buenos, pero con una presión añadida de demostrar y seguir sumando para no descolgarse en Liga. El más peligroso será un Isco sobrado de clase y creciendo en confianza. Con la final de Copa a la vuelta de la esquina, el Madrid espera resolver en los primeros minutos. Otro de los puntos a favor del equipo rojiblanco radica en saber medir los tiempos. El paso de minutos comenzará a impacientar a un Bernabéu que tiene en la retina el desastre del Madrid en Dortmund. El partido está en la presión al centro del campo y saber ocupar la espalda de los laterales blancos, que están obligados a subir y dar opciones a los centrocampistas, por lo que tienden a dejar espacio. Ese es el punto clave donde Aleix y Suso pueden llevar peligro. Es un desafío difícil y complicado pero yo les reto tanto a Francisco como a sus jugadores. ¿Capaz o incapaz?