Carreteras de misterio

El tal tío Pencho no hablaba mal, hablaba Panocho que es un dialecto, repito, un dialecto

He atravesado el Rubicón de la línea que separa la provincia de Almería por la de Murcia por una carretera secundaria que va desde Pulpí a Lorca y me he adentrado por nuevos territorios, nuevos paisajes y casas, carreteras prohibidas en las que yo esperaba un control policial, una barrera, cientos de vehículos esperando que temidos agentes pidan los papeles pero no hay nada, tan sólo una línea difusa en el navegador y un cartel muy grande y verde que pone bienvenidos a Murcia, carreteras de Murcia, y todo lo demás es igual, las casas son iguales, los bares, tan sólo cambia que en los recónditos establecimientos de venta de periódicos no venden Diario de Almería sino La Verdad de Murcia. Mi padre, de origen murciano, estaba suscrito a ese periódico cuando vivíamos en Antas, provincia de Almería, en los años 70. Todos los días llegaba a mi casa ese periódico, como un cordón umbilical que le unía a la tierra madre. El periódico traía unas tiras cómicas de un personaje vestido con algo parecido a un traje regional y que hablaba raro, era el tío Pencho. Siempre que atravieso la frontera compro un periódico de La Verdad de Murcia creyendo que todavía van a salir ahí esas tiras cuando seguro que hace décadas que no se publican, al menos en ese periódico. El tal tío Pencho no hablaba mal, hablaba Panocho que es un dialecto, repito, un dialecto, que se habla o se hablaba en la zona de la huerta murciana. Es un dialecto porque tiene vocabulario, normas y literatura escrita. Y leo ese periódico esperando ver la tira que nunca aparece, o noticias de la comarca que me recuerden las mismas noticias de antes, cuando la carretera secundaria era la principal y cada vez que íbamos iba memorizando los municipios por los que pasábamos, Puerto Lumbreras, Lorca, Totana, Alhama de Murcia, Librilla, Alcantarilla y por fin, Murcia. Siempre quería la parte del asiento de atrás que da a la ventana y apuntaba en una agenda de regalo pequeña de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Almería los nombres de los municipios, los km que ponía en los carteles con fondo blanco, veíamos, jugábamos a adivinar los anuncios que se veían en gigantescos carteles de carretera. Ahora todo es lo mismo en todos sitios, todos los periódicos de provincias son iguales y ya no hay tiras cómicas de un personaje ataviado con algo parecido a un traje regional hablando raro en un dialecto que tiene literatura.

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