Señor Gallardón, cuando Aznar ganó las elecciones, por segunda vez, yo era Socialista en Majadahonda, lugar hecho famoso por Cervantes en Don Quijote y Willy Ortega, el tonto, que "hereda" la alcaldía y continua su Relación Amorosa con La Gürtel, iniciada cuando era concejal de Urbanismo. Hoy está imputado por su libidinosa dependencia del vil metal.

En la Gaceta Socialista escribí un artículo felicitándome de que los Españoles hubiesen hecho confianza a La Derecha Española por segunda vez. Mis compañeros, ¿camaradas? me acusaron de casi traidor. Era para mí un signo de que La Tradicional Derecha Española que nunca tuvo dudas en utilizar, siempre, el crucifijo, a menudo, la espada, y a veces los cañones, para conseguir El Poder, se había moderado. La primera legislatura de Aznar fue democráticamente aceptable.

Yo, hombre de Historia, creía, ¿deseaba? Que La Derecha Española, que a través de las páginas de La Historia ha dejado patente, siempre, su intransigencia, ¡tanto talento Español ha muerto en el exilio! empezaba a merecer La Alternancia Democrática. De esa derecha aceptable el rostro más seductor, más "democrático" era Gallardón. Puse mis esperanzas en que un día usted pudiese liderar La derecha.

Desde que le han hecho Ministro no salgo de mi asombro, ha dejado usted de ser un gran actor, se ha quitado usted la careta. En vez de Ministro debería usted haber iniciado una carrera de actor. Hubiese sido una carrera más digna y más duradera.

Económicamente, Zapatero fue un desastre. Sin embargo en Lo Social fue acertado, puso a España en los comentarios elogiosos de progresismo de los políticos y las televisiones de los países Europeos. Hoy, sin embargo, me avergüenzo de constatar el nivel de los comentarios, acusaciones diría yo, que percibo, de más allá de los Pirineos, con respecto a esa Ley contra la dignidad de la mujer. De 350 años de Inquisición Española y de 40 de franquismo nos queda ese rejumbre de medievalismo, de tribalismo visceral, religiosamente fanático, de falta de respeto a la dignidad humana, de infalibilidad moral, de ser los elegidos por el verdadero Dios a cuyo servicio debemos arrogarnos la responsabilidad de salvar "los otros" del Infierno, a pesar de ellos mismos. Si los Indios rechazan El Cristianismo hay que eliminarlos porque son instrumentos del Diablo.

Le he pedido anteriormente que no legisle para los Talibanes de su partido sino para "La Humanidad" le he pedido también que no utilice, La Iglesia, como hizo Constantino, para conseguir el máximo poder.

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