Querido Alfredo, el 27 de Enero escribí un artículo en el que te comparaba con Fouché, gran genio de la historia política Europea. Destacaba tu agudeza intelectual, tu genio político y tu espíritu de supervivencia. En el congreso has demostrado que mi análisis era correcto.

Te comparaba con Churchill en 1945, cuando está en la cúspide de su popularidad, de su gloria. Es el salvador de la patria y de la Humanidad. Sin embargo los electores Británicos, siempre maduros y pragmáticos, comprenden que sus ideas políticas no son las que necesitaba el país para enfrentarse al futuro y lo envían a la oposición. Como Churchill impregnas la política con gran sentido de dignidad, con un espíritu indomable que te honra.

Ministro del Interior, como Fouché, tu labor ha sido no solo impecable sino sublime. España no sabrá nunca agradecer cuanto tu y Zapatero habéis hecho para que el País Vasco sea un lago de paz y de armonía tanto en el terreno político como en el social.

He seguido de cerca el congreso y escuché ambos discursos. El tuyo muy hábil, tus golpes bajos eran muy sutiles, dignos de Talleyrand más que de Fouché. El de Carme fue un error incalculable, fue más un mitin que una exposición de programa. Era difícil imaginarse a un presidente de gobierno con tanta violencia corporal, con ese tono al máximo nivel de decibelios. Es un error empezar al tono máximo porque no se deja margen al énfasis. Su contenido era aceptable, su tono no.

Eché de menos, en ambos, la ausencia de Reforma Electoral. Un amigo mío, Socialista de siempre, a votado a Rosa Díez, ella sí la ofrecía. Por mis venas corre no solo sangre socialista sino también democrática y, como todo Progresista, reclamo, exijo, una reforma electoral YA.

Si en las próximas elecciones nosotros no la ofrecemos yo votaré, millones también, a Rosa Díez a pesar de no entusiasmarme ni como político ni como persona.

Los Indignados y yo reclamamos, exigimos una democracia plena, no coja como la nuestra que está más enferma de lo que se admite oficialmente.

Imitando a Dantón podría decir: Para vencer a los enemigos de la democracia hay que tener audacia, aún más audacia, siempre audacia.

Pienso que tu elección puede ofrecer un espacio de tiempo para que se decanten algunos valores nuevos para enriquecernos

Hay que democratizar el partido. Necesitamos que no haya listas cerradas porque son una aberración democrática. Son siempre excluyentes. Todos los cargos orgánicos deben de ser elegidos, sin listas, por los militantes.

La gente que debe salir en la foto son, precisamente, “los que se mueven”. Hay que estimular el talento no la sumisión.

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