Iván / Gómez

Cartelería en tiempos de selfies

TODA LA CARNE en el asador. El primer día de campaña era esperado por los partidos de la provincia porque no hay tiempo que perder. Llegado el tirón final después de dos citas con las urnas este año, tienen por delante una última oportunidad de echarse a la calle para pedir nuevamente el voto de los almerienses y darles a conocer las propuestas e ideas de sus partidos y líderes nacionales. El pistoletazo de salida tuvo lugar en la madrugada del jueves con la tradicional pegada de carteles a la que seguirá un intenso periodo de quince días en el que los partidos han previsto centenares de actos y mítines en todas y cada una de las comarcas, reuniones sectoriales, visitas a los mercadillos y puntos de mayor concentración de la ciudadanía, sin olvidarse del puerta a puerta que tan bien ha funcionado siempre, sobre todo cuando más escasean los recursos económicos y no hay fondos para los grandes despilfarros de antaño en soportes propagandísticos. Es ahí, donde brillan los carteles, los de toda la vida, con las imágenes de los candidatos a la Presidencia del Gobierno y en algunos casos, como el del PP almeriense, con los que encabezan su candidatura al Congreso como Rafael Hernando.

Y es que el inicio de la campaña electoral no es un acto exclusivo de los líderes estatales, ni mucho menos, ni de los aspirantes a las Cortes en las circunscripciones provinciales. Son los que aparecen al día siguiente en los periódicos y medios digitales, pero en buena parte de los pueblos y ciudades, han sido los alcaldes, concejales y otros dirigentes de las asambleas y agrupaciones locales, junto a los correligionarios que engrasan el aparato partidista, los que más se suelen implicar en la pegada de la cartelería. De hecho, alguno de los que encabezan las candidaturas se suelen quedar en la simbólica de por las tardes en las sedes y no se despliegan junto a sus militantes y cargos orgánicos por la geografía almeriense. No es necesario, son muchos los fieles que están ahí, al pie del cañón, dispuestos a pasar la noche en vela subiéndose a las farolas para colgar banderolas y pegando carteles y pancartas en los sitios habilitados por la Junta Electoral. Cuentan, además, con la ventaja del tiempo actual, la de los avances de las redes sociales y nuevas tecnologías que permiten dar mayor realce a los formatos tradicionales que nunca pasarán de moda como las vallas, spots y carteles. En la noche del jueves se atiborraron los muros de Twitter y Facebook de fotos de la pegada, de selfies con la pancartería en mano y no era necesario recorrer cada uno de los pueblos de la provincia para saber si habían cumplido los adeptos con su misión de cubrir los espacios públicos de mensajes de los partidos. No fue necesario ir a Vélez-Rubio para saber que el PP había incumplido la normativa y procedió al empapelado un rato antes de que el reloj marcara las doce. Ni acercarse a Gádor para comprobar como el incombustible Eugenio Gonzálvez lideraba un batallón de populares a la hora de proyectar la imagen de Rajoy en las calles de su municipio. Ni para ver al joven alcalde de Viator y a sus concejales recorrer con brocha y carteles en mano los rincones de un feudo histórico socialistas. Ha comenzado el colosal despliegue de medios materiales y humanos de los partidos ante los comicios más inciertos de la democracia.

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