Carta del Director/Luz de cobre

Caso Gabriel, información veraz y sensacionalismo

Los lectores, en un caso como el que nos ocupa, deben tratar de alejarse de las noticias falsas y el sensacionalismo

Mañana, comienza en la Audiencia Provincial de Almería el juicio a Ana Julia Quezada por el asesinato del pequeño Gabriel, de ocho años de edad. En la vista oral, que salvo sorpresa de última hora será pública, los que asistan y un jurado popular conocerán las versiones de unos y otros y los datos científicos objetivos en torno al crimen del hijo de Ángel y Patricia.

El 26 de agosto las Asociación Profesional de la Magistratura (APM), Jueces y Juezas para la Democracia y la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, con un enorme criterio, emitían un comunicado en el que abogaba, ante la inminente celebración de la vista oral por el presunto asesinato del niño Gabriel Cruz, por evitar el "circo mediático". Además, pedía que los medios no hicieran "espectáculo" de un caso, obviamente cargado de sensibilidad y elementos emocionales. La recomendación no tiene nada que objetar. Es más, me parece obvia y de sentido común. Sin embargo, tengo la sensación de que la citada asociación mezcla "churras con merinas" en su argumentario. Dan casi por hecho que todos los que hacen información jurídica, los periodistas que cubren noticias en tribunales o investigan casos que tienen repercusión legal trabajan en esos medios o programas que se emiten fuera de las franjas informativas, en canales de televisión o en digitales. Programas que tienen una manifiesta inclinación a buscar titulares sensacionalistas o la búsqueda clics en las web, aunque poco o nada tengan que ver con la realidad. Vamos, que tienen una falta de rigor manifiesta. En Almería, Andalucía o España hay medios, secciones y periodistas muy competentes y especializados en información judicial, que informan con pulcritud y veracidad, respetando los derechos de los ciudadanos a ser informados y el derecho a l honor y la presunción de inocencia a quien corresponda. La existencia de organizaciones profesionales como la Asociación de Comunicadores e Informadores Jurídicos (ACIJUR) es buena prueba de ello, organizando recurrentes encuentros entre los informadores y los operadores jurídicos y programando cursos de formación en materia legal para sus socios. Aprovechando un juicio mediático como este, me temo que la asociación de jueces trata de "dirigirnos", de mostrarnos el camino, como si aquellos que cada día trinchamos la información no conociéramos nuestro oficio. Se imaginan ustedes que los periodistas, o cualquiera de las asociaciones o medios que nos representan, tratara de dirigir o insinuar el camino que deben seguir los jueces ante la responsabilidad que tienen por delante al juzgar. Sería una temeridad, por no decir una idiotez. Así pues, y ante lo que se avecina, les pediría a los lectores que sepan separar el grano de la paja, la información cierta y fidedigna de las noticias falsas y el sensacionalismo. La tarea no es fácil, pero inténtenlo.

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