Ceuta

Si las autoridades marroquíes quieren, seguirán enviando miles de adolescentes desesperados a Ceuta

Paseando por la calle de los Siaghines, en Tánger, la librera Rachel Muyal -tangerina de toda la vida- contaba que la clase política marroquí estaba formada por gente muy inteligente y que además sabía hacer planes estratégicos a largo plazo. Por supuesto, esa clase política carecía de escrúpulos porque no tenía una oposición realmente poderosa ni tenía que rendir cuentas ante nadie. "Cuidado con menospreciar a esta gente -decía Rachel-. Son muy listos y piensan a largo plazo. Justo lo contrario de la clase política española, que parece una guardería de párvulos".

Digo esto porque lo que está ocurriendo en Ceuta es un asunto muy serio. Y de nada va a servir una respuesta belicosa en plan toque de corneta y "A mí la Legión", ni ese pánfilo buenismo "progre" que inspira los actos del gobierno de Pedro Sánchez. Si las autoridades marroquíes quieren, seguirán enviando miles de adolescentes desesperados a Ceuta, o abrirán de nuevo las rutas de los cayucos para que los inmigrantes ilegales lleguen a Canarias o a la costa andaluza. Y ante esta situación, estamos atados de pies y manos. ¿Qué vamos a hacer: enviar buques de guerra que hundan a bombazos a todas las embarcaciones de inmigrantes clandestinos? Eso sería una crueldad inconcebible que ningún marino de guerra -por fortuna- aceptaría llevar a cabo. ¿Y si no se hace eso, qué se puede hacer? Pues actuar con la misma astucia e inteligencia que están esgrimiendo las autoridades marroquíes. El único problema, claro está, es que nuestro gobierno carece por completo de estas cualidades. Su única especialidad es el uso diabólico de la propaganda y de los mantras "progres": la agenda 2030, la lucha contra el cambio climático, el feminismo, la inclusividad, la diversidad y todos los restantes blablablás (incluyendo "les niñes"). Y como es natural, los jerarcas marroquíes se parten de risa cuando oyen hablar de esto. Ellos sólo piensan en los caladeros de pesca, en los yacimientos de gas, en las centrales nucleares, en las minas de fosfatos y en las inversiones estratégicas como el puerto de Tánger Med. Y si tienen que apretarnos las tuercas enviando a todos los desgraciados que hagan falta, lo harán siempre que quieran. Y mientras tanto, nosotros seguiremos con nuestros debates idiotas, muy contentos de tener uno de los gobiernos más incompetentes de Europa.

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