¿es China una dictadura? La contestación es que sí, pues está gobernada por un sistema político de partido único. El Partido Comunista Chino detenta el poder absoluto, en esa parte del continente asiático, desde 1948. Han sido muchos los planteamientos y giros ideológicos a lo largo de estos años, iniciado desde una aplicación del orden estalinista, liberalizaciones, o su adaptación al tipo de sociedad agrícola y atrasada en que se encontraba, pasando por una etapa nihilista, antioccidental y contra su propia historia, centrada en el poder absoluto, y sin contestación, de Mao. Mientras, aumentaban los millones de víctimas ofrecidas en aras de la consecución de esa utopía comunista. Muerto su Jefe Supremo la nación china se encontró con el vacío, sólo permanecía en pie la estructura del partido. Fue la genialidad de su nuevo líder Deng Xiaoping quien inició una segunda Larga Marcha hacia la hegemonía mundial. Para ello realizó una nueva definición de su comunismo, mixtificando el marxismo con una liberalización económica, comenzada de forma experimental, manteniendo un orden y disciplina social rígido, borrando toda disidencia política. A este nuevo engendro marxista-capitalista agregó el pensamiento confuciano, que hibridó muy bien con la teoría de la revolución del proletariado, siendo los deseos del pueblo interpretado, asumido y decidido, por una oligarquía que acompaña al nuevo Jefe de turno. El Comité Central se transformó en garante del orden social, de acuerdo a los parámetros del marxismo confucionismo liberal, en el interior, y a un consejo de administración de la gran empresa china. Participa en el orden económico mundial desde una concepción de capitalismo de Estado. A esta ideología le han añadido la reivindicación de su historia ancestral, el orgullo de su raza, el sentimiento de desquite ante Occidente, por las humillaciones sufridas, aliñado con elementos strasseristas, lo que lo convierte en una especie de partido nacional bolchevique. Construido este nuevo ente de pensamiento político, busca asegurarse su futuro, ante la gran crisis de alimentos y materias primas que se avecina, aparte de imponerse en el mundo de la cibernética, pues si otros triunfaran en este campo sería su ruina. Es por ello que ha pasado de mostrar una cara amable, internacionalmente, a querer ejercer la hegemonía mundial. Ya no invierte en armamento para ser respetada, para su seguridad o como prestigio internacional, sino que pretende ir más allá de sus fronteras, para asegurar la nueva era imperial del pueblo chino.

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