Opinión

Joaquín Pérez de la Blanca

China

Preparémonos porque no sólo quiere ser el fabricante del mundo, ahora quiere ser el "regidor del mundo"

Apesar de la pandemia que venimos padeciendo y la evidente responsabilidad de este país en el sufrimiento de muchos y en la ruina de todos, callamos no vaya a ser que el dragón, ya despierto, se enfurezca. El régimen comunista chino lleva años exterminando minorías étnicas, adversarios políticos, económicos e incluso a buena parte de su propia población sin importarle lo más mínimo la flagrante violación de derechos humanos o las consecuencias internacionales. Un país que fusila, previa tortura incluida, y cobra el coste de la bala a los allegados del asesinado, que instaura el régimen del terror en las calles por medio de los comisarios políticos (figura muy utilizada en este tipo de regímenes), que dispone de campos de concentración donde millones de personas son torturadas a diario (nos engañamos insistiendo en que la barbarie de la Segunda Guerra Mundial no puede volver a ocurrir cuando sucede a kilómetros de un turista que se compra un recuerdo en la plaza Tianmanén), que persigue y prohíbe cualquier manifestación religiosa, cultural o festiva (no digamos ya sexual) que no sea previamente aprobada, que esclaviza a sus trabajadores, que contamina a discreción, que no frena en su política expansionista, etc. Este país es el que se está erigiendo en dueño de nuestro futuro.

Que el régimen comunista chino representa una grave amenaza para la libertad, la seguridad y economía mundiales es una evidencia. Aquellos que durante años se han rasgado las vestiduras denunciando el despotismo americano, la contaminación que estos producen y la explotación de terceros países se pueden ir preparando para lo que se avecina.

China lleva años en una estrategia de aletargamiento y acomodamiento de Occidente. Mientras nosotros nos regocijamos en nuestro estado del bienestar y en los derechos conquistados en materia laboral, civil, etc., este país ha logrado erigirse como el "fabricante del mundo", sin importarnos el coste en vidas y la explotación de personas que ha conllevado, sin contar con el empobrecimiento y la asfixia financiera que ha provocado en muchos países. Porque cuando el nuevo colonialismo lo realiza China, ya no es susceptible de crítica. Preparémonos porque no sólo quiere ser el fabricante del mundo, ahora quiere ser el "regidor del mundo", y quien sabe si en un futuro no nos veremos en la desagradable tesitura de combatir este terrible régimen.

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