República de las Letras

China

Cuando China despierte, el mundo temblará", dijo Napoleón en frase premonitoria. Pero el país ha fracasado

En la Historia han quedado numerosas frases de personajes ilustres, unas verídicas, otras atribuidas. Así, dicen que Napoleón Bonaparte, emperador de Francia a comienzos del siglo XIX, cuando algunos de sus generales, entusiastas partidarios de sus hazañas bélicas y no menos aduladores de sus resonantes triunfos políticos, le dijeron que, convertida Francia en la primera potencia mundial gracias a él, hasta podrían llegar sus ejércitos a conquistar China, el gran pequeño corso les respondió, para su desconcierto, algo así: "Dejad a China que duerma, porque cuando despierte el mundo temblará". Esas palabras se han convertido en nuestros tiempos en premonitorias. En contra de lo que muchos dicen y escriben, aunque China, en efecto, es la futura gran potencia mundial, algo así como el Imperio de la Guerra de las Galaxias, en oposición a la República de los buenos de la serie cinematográfica, en su expansionismo económico -y militar, por decirlo todo- se halla contenido también su fracaso. China hizo su revolución frente al imperio feudal anterior y Mao Zedong y su corte fundaron un nuevo Estado comunista, una dictadura tan extrema y asesina como la de Stalin en la URSS. Pero a la muerte del dictador, tras la llamada Revolución Cultural liderada por aquella nefasta "banda de los cuatro", en la que se incluía a su mujer, y la desaparición de sus efímeros sucesores, consagró el triunfo en Asia del capitalismo más salvaje e inhumano, basado en la explotación casi esclavista de su pueblo. Al mismo tiempo, ha conservado las estructuras de poder dictatorial propias de los regímenes comunistas que en el mundo han sido, lo que conlleva la anulación de todas las libertades que en occidente consideramos esenciales y un nulo respeto a los Derechos Humanos proclamados por la ONU. Es decir: China reúne en sí el fracaso de las revoluciones comunistas y el fracaso del sistema capitalista. Al mismo tiempo, es el país más contaminante del mundo, junto con Estados Unidos y Rusia, países que constituyen un paradigma de sistemas fracasados que están conduciendo al planeta a la catástrofe ecológica anunciada por los expertos. El gran fracaso chino, demuestra a su vez, como estamos viendo ahora con la crisis de los abastecimientos, el gran error que supuso la deslocalización industrial ante el señuelo de los bajos costes de producción basados en su mano de obra barata, casi esclava.

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