Colectivo asexual

Del hablar de sexo, cuando dejó de ser un tabú, a la hartura de sexo que parece invitar a la asexualidad

Hablar de sexo fue el declarado objeto de un programa de televisión que presentaba la doctora Ochoa, con la dirección de Narciso Ibáñez Serrador. Se emitió en 1990, hace más de tres décadas, cuando el sexo tenía la condición de tabú y abordar la sexualidad humana, de manera divulgativa y científica, quedaba lejos de las reprimidas calenturas rijosas o de las excitantes y libidinosas lecciones del cine porno. Mas si entonces era necesaria esa ilustración que ideó el polifacético Serrador, ahora parece indispensable otra instrucción sexual que oriente ante la creciente y cada vez más diversificada gama de orientaciones sexuales, alejadas de la «sexualidad normativa». Nada de meterse en berenjenales, pues tal normatividad no se refiere solo a las consabidas rela-ciones heterosexuales, sino que también determina o justifica el carácter y la salvaguardia de mu-chas otras relaciones alternativas.

La tramitación de la conocida como "ley trans" es buena muestra de las controversias, con prórrogas de los periodos de enmiendas ante aspectos referidos a la cambiante e irreversible au-todeterminación de género, a tempranas edades, y la colisión con los principios de lo que se de-nomina "feminismo clásico", si es que no acaba tenido como "feminismo facha" cuando la garan-tía de los derechos ciudadanos -pero sin que se alteren su naturaleza, entidad y ejercicio- queda descolocada ante conflictos con sesgos de ideologización extrema y de coyunturalismo.

Si bien hay de sobra con lo que el proyecto de ley dice y no dice, acaso convenga prestar aten-ción además al "colectivo asexual". Esto es, al integrado por todas aquellas personas que no sien-ten atracción sexual por otras, aunque sí la experimenten de otro tipo, sea de manera romántica, intelectual o con otros reclamos. No se confunda, en este caso, asexualidad con abstinencia sexual, ya que la primera es una orientación y la segunda una condición, ambas de tipo sexual. Pero los asexuales, en función de su orientación romántica, se definen también en variopinta manifesta-ción: «heterorrománticos», «homorrománticos», «birrománticos» o «panrrománticos» -quede ahí la cosa-. Del hablar de sexo a la hartura de sexo, con el masturbatorio atractivo, y consuelo, de la asexualidad.

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