República de las Letras

Comandante Mora

Con Durruti, Mera y Maroto, es uno de los escasos anarquistas que ejercieron responsabilidades militares en la Guerra Civil

Manuel Mora Torres nació en Carmona, Sevilla, en 1913. Fue un huérfano explotado por los terratenientes de la Baja Andalucía y de joven participó plenamente en la lucha del campesinado andaluz por la subsistencia. Involucrado en la rebeldía de la juventud libertaria andaluza frente a la tiranía caciquil, durante la Dictadura de Primo de Rivera se afilió a la UGT con el aval de Wenceslao Carrillo, padre de Santiago Carrillo. Ya con la República pasó a la CNT, declarándose contrario a los postulados comunistas. Al estallido de la Guerra Civil se incorporó a las milicias anarquistas.

En septiembre de 1936, al mando de un batallón de Milicias Confederales que formaba parte de la Columna Andalucía-Extremadura, llegó combatiendo hasta Madrid, en cuya defensa destacó entre los líderes confederales.

Tras un efímero paso por Almería mandando una brigada mixta que envió el Gobierno de Valencia cuando la Desbandá de Málaga en febrero de 1937, luchó en las batallas de Guadalajara y Teruel. En la Batalla del Ebro, con el grado de mayor, fue comandante de la 16ª división, encuadrada en el XII Cuerpo de Ejército al mando del teniente coronel Etelvino Vega. En esta batalla se produjo un episodio poco claro: cuando pasado el río los combates en Terra Alta se rebelaron a la larga como inútiles, se produjeron numerosas deserciones. El gobierno Negrín emitió la consigna de Resistir. Manuel Mora, entre vacilaciones y retrasos que desesperaron al teniente coronel Tagüeña, pues no se sentía a gusto en un ejército de mayoría comunista en que él era el único anarquista, dio una orden: "Cualquiera que abandone su puesto padecerá el justo castigo, en cuya aplicación este mando será inflexible". Al día siguiente, ante la ofensiva rebelde sobre el Vértice Gaeta que defendía la 16ª división, el propio Mora se dio a la fuga y sus tropas huyeron a la desbandada. Presentado en el puesto de mando del teniente coronel Modesto, jefe del Ejército del Ebro, informó de que los franquistas habían llegado al río, lo que no era cierto y era un intento de justificación de su equívoca acción. Modesto lo destituyó fulminantemente.

Al finalizar la contienda trabajó para facilitar el paso de la frontera francesa a la masa de españoles que huían del avance franquista. Marchó a la República Dominicana y a Venezuela, de donde regresó ya jubilado a la muerte de Franco e ingresó en el PSOE. Murió en 2005.

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