Dicen los economistas que los precios de los menús para celebraciones son un enigma científico. Hay un concepto llamado "economía de escala": el coste por unidad disminuye a medida que aumenta el número de unidades producidas. Lo habitual es que el vendedor traslade parte de esa bajada al cliente para atraerlo. Y ponen un par de ejemplos: en las tiendas de ropa es frecuente que una camisa cueste treinta euros y ofrezcan dos por cincuenta. O que, en el súper, si compras dos latas de aceite, la segunda te la cobren a mitad del precio. El caso es que al comprar más cantidad obtienes un descuento. Ocurre lo mismo en todos los sectores, menos en la hostelería. Va uno -o tres- a comer a un restaurante y sale más barato que si encargas ese mismo menú con esas mismas bebidas para treinta criaturas. La proliferación de celebraciones añade más contradicciones a la teoría de la economía de escala. Un enigma científico, insisten. Y gordo, añado yo, porque suele ocurrir que, además, las materias primas usadas en esos menús sean de peor calidad: congelados, pescado de piscifactoría, postres industriales…
Las ofertas de estos días se parecen: platos rutinarios, croquetas "caseras", bacalao (10 euros/kg en la Plaza), doradas y lubinas, solomillos, ensaladas conocidas (envasadas), 5ª gama y vinos 3R (rioja, ribera, rueda) casi siempre sin decir la marca. Y precios altos: desde 30euros con cuatro cosas "al centro", hasta 50 por unas tapas, un pescado de piscifactoría y una carne. No me resisto a compararlos con el menú que tomé hace poco en El Faro del Puerto: cinco tapas (mariscos y foie incluidos), tres platos (excelente perdiz de campo) y dos postres, todo fresco, bien cocinado, con excelente servicio y con cinco copas de vinos conocidos, 60 euros. Por 15 euros más lo sirven con 7 vinos jerezanos de grandes marcas como La Ina, La Panesa o Real Tesoro.
Por cierto, odio el abuso de "evento". Se llaman celebración, banquete (bodas, bautizo, etc.), reunión, comida (Navidad, de empresa, cumpleaños)…Recuerden a Juan de Mairena, de Machado. Le pide a un alumno que ponga en lenguaje poético la frase: "Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa"; el alumno escribe: "Lo que pasa en la calle" y el maestro dice: "No está mal". Pues eso.
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