Concepto de estado

Lo peor de todo es que cuando eso pase, cuando aprendamos a valorar lo que tenemos, ya no nos pertenece

Todo se articula para hacer ciudadanos huecos que necesitan capital para poder llenar ese vacío que les arrastra a las calles, que los convidan una vez más a ser mortales. Es así, mi querido lector. El día más inesperado alguien llama a las puertas del infierno y pregunta por nosotros -espero que no sea Sganarelle-. Y la casa a donde vamos no tiene número. Y es entonces cuado la isla indolente de tus labios vuelve a recibirme, otro día más, para salvarme de este dolor que sobre el pecho arrastro. Así es como nos presentamos al mundo. Apenas unos huesos que arrastrar, una maleta que se apresura a ser nuestro equipaje de mano -lo único que nos pertenece: la memoria, la ternura y los sueños-, que guarda nuestra ropa más íntima en los rincones más ocultos -qué ilusos somos; no nos damos cuenta que la memoria es tan efímera como el ser humano, por mucho que se intente acomodar, nunca corresponde, siempre acaba abandonándonos-.

Al ver como Obama dejaba la presidencia de Estados Unidos a su eterno rival. Con ese señorío que sólo un Premio Nobel de la Paz puede tener. Como dijo Barack Obama: "Yo no he sido presidente para matar a nadie". En ese instante, en el que cada una de sus manos se entrelazan para no sólo pasar página a la Historia, sino que también para manifestar el fin de una era. Se me viene a la cabeza cómo nosotros, con tan sólo treinta y pocos años de democracia, vamos por el mundo dando lecciones de moral. Cuando aún apestan las calles a un águila imperial que huele a muerte. Creo, sinceramente, que aún os quedan muchos años por delante para aprender un poco más. Creo, humildemente, que deberíamos de mirarnos menos el ombligo y trabajar más. Enterrar de una vez a los muertos. Dejar a un lado los odios y los miedos. Y luchar por un futuro común que no es otro, que salvaguardar el estado de bienestar que en muchas ocasiones, cuando echo la mirada atrás, recordando aquellos lugares donde mi alma lloró en busca de la luz de tus pupilas, que quizás no nos merecemos este país que tenemos.

Lo peor de todo es que cuando eso pase, cuando aprendamos a valorar aquello que tenemos, suele pasar que ya no nos pertenece. Y que sólo nos queda la nostalgia, como este insulso y atroz artículo, que una semana más acaba bajo las mandíbulas del infierno.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios