La otra mirada

Ruth García Orozco

Condena express

NO hace mucho aproveché la oportunidad que me brinda este diario para hablar de la presunción de inocencia, un derecho constitucional que sistemáticamente es violado con total impunidad ante la pasividad generalizada por parte de los que deberían garantizarlo y con la ayuda inestimable de los medios de comunicación.

En el caso del joven que en Tenerife llevó a la hija de su pareja al centro de salud como consecuencia de la caída en un columpio y salió con una acusación de asesinato y violación se han conjugado todos los elementos de la sinrazón más absoluta. Está claro que somos herederos del circo romano, que nos gusta el espectáculo del foso, y en esta ocasión le ha tocado a una persona inocente ser el objeto del escarnio y el linchamiento general.

Repasando los hechos no podemos olvidar el peor, el más grave, el irrecuperable: que una negligencia médica ha sido la causa de que una niña de tres años perdiera la vida tras un accidente en el parque. Eso es algo que, por desgracia, ya nadie puede arreglar. Y parece que eso es lo que está siendo olvidado por la polémica subyacente del espectáculo mediático que se urdió en torno a una persona inocente.

Las advertencias tímidas que se lanzan por parte de aquellos que pensamos que estamos ante un país en el que priman el morbo y la cuenta de resultados de los que nos venden cada día las noticias parece que no sirven de mucho, y si bien ahora alguno entona el "mea culpa" supongo que se les pasará pronto. La conciencia generalmente se lava rápido, tenemos en el mercado muchos detergentes eficaces para ello.

Quedan cuestiones en el aire como la de qué médico fue capaz de un diagnóstico tan erróneo (malos tratos continuados, quemaduras, ¡desgarro anal y vaginal!) que la autopsia desmintió de forma radical y que hizo que mirásemos como un monstruo, juzgásemos y condenásemos de forma instantánea a un hombre al que no se le había dado la oportunidad ni de defenderse. ¿Y si aún siendo cierto los daños los hubiese causado un tercero?

Permítanme que les diga que creo que los protocolos que existen para los posibles casos de malos tratos deben ser activados, no se puede demonizar, pero hay que hacerlo con cabeza y con mucha seguridad antes de ni siquiera insinuarlo. Porque la verdad, después de lo sucedido una va a ir a urgencias con su hijo con mucho miedo, porque nos podría pasar a cualquiera. En cuanto a este joven, espero que con el tiempo pueda superar este infame trago. Ojalá que no haya sido en vano y al menos sirva para evitar futuros episodios de este tipo tan nefasto de "condena express".

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