Luces y razones

Antonio Montero Alcaide

Contingencia

Contingencia

Contingencia / Juan Antonio Muñoz Muñoz

Avisar un riesgo tiene que ver con la contingencia, con la posibilidad de que algo suceda o no suceda. Luego también con la incertidumbre, por lo que conviene aceptar la presencia y el efecto de la misma cuando queda despejada. Se opone a la contingencia la necesidad.

Y no debe dudarse esto porque lo sostenía Aristóteles, aunque los filósofos hagan intrincadas disquisiciones y puedan nublarse algo las largas luces clásicas del sabio maestro de Estagira, A su modo, José Luis Cuerda, en una película que también por su forma puede ser clásica, Amanece, que no es poco, dio voz a un ilustrado pueblo serrano cuando recibía, eufórico, a su alcalde: “Alcalde, todos somos contingentes, pero tú eres necesario”. Acaso habrían leído los lugareños a Tomás de Aquino, que tenía por seres contingentes a quienes no lo eran por sí, sino por otro; que en este caso resultaba necesario, no podía no existir.

La señal de tráfico es bastante más propia de códigos mundanos que de filosofías elevadas y avisa la probabilidad de paso de un avión que ponga en riesgo la circulación por la carretera. La seguridad, por tanto, es necesaria, aunque siempre estén abiertos los riesgos de la contingencia.

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