República de las Letras

Coronavirus II

Llama la atención la enorme sensibilidad del sistema económico a los efectos de la epidemia

En la presente crisis del coronavirus una de las cosas que más llaman la atención es la enorme sensibilidad del sistema económico a los efectos de la epidemia. La bolsa no para de bajar, el Íbex 35 está perdiendo valor, se han suspendido eventos y el Ministerio de Trabajo ha publicado una guía para las empresas en caso de que la situación se agrave significativamente. Esto último ha incomodado al Gobierno, a los sindicatos y a los empresarios, si bien a estos sólo por motivos protocolarios, al parecer. Al Gobierno no le ha gustado nada que la tal guía haya supuesto un adelanto sobre las medidas adoptadas por el Ministerio de Sanidad, al que se reconoce como única autoridad en la materia. Como si no fuese lícito adelantarse a la posible complicación de la epidemia, a la que apunta su progresión exponencial hasta la fecha. La verdad de su incomodidad es que la iniciativa del Ministerio de Trabajo choca con la política de Sánchez de no hacer nada que pueda disparar una alarma social, nada que no contemplen las directrices de Sanidad. Se quiere dar la sensación de que son los técnicos, los científicos, quienes marcan o asesoran sobre las medidas sociales a adoptar. Pero la verdad es que se trata de la razón económica. La estrategia económica es determinante. "Es la economía, estúpido", increpaba Bill Clinton, ignorando quizá que eso ya lo había estudiado y proclamado claramente Carlos Marx ciento cuarenta años antes. Los datos aportados diariamente por Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, y la comparación del número de víctimas del Covid-19 con las defunciones ocasionadas cada año por la gripe estacional tienen efectos sociales de relajación de las precauciones que Sanidad aconseja tomar a la población. Lo ocurrido con los llamados besapiés y besamanos a Cristos y Vírgenes en varias ciudades de España demuestra que todos nos creemos a salvo porque lo del coronavirus no es para tanto y porque esas cosas les pasan a los demás. Pero mientras, si la progresión de la epidemia continúa o se agrava, lo que es probable a tenor de lo ocurrido hasta ahora, se teme por la Semana Santa y la Feria de Abril. La Economía. A lo que ocurriría si el coronavirus llegase a los campos de refugiados sirios en la frontera entre Turquía y Grecia se le echa menos cuentas. Virgencita, que me quede como estoy.

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