Coronavirus profiláctico

Las recomendaciones ante el coronavirus pueden alterar la normalidad del trato, profilaxis mediante

El dichoso coronavirus, covid-19 en nombre de pila, además de provocar temores tan mayúsculos como poco fundados -otra cosa es la sensata, y necesaria, prevención-, puede hacer bastante, como efecto secundario, por la profilaxis. Ya que la recomendación de dejar que corra el aire entre los cuerpos, menos pegaditos en el inocente -así suele ser generalmente- achuchón del besuqueo; incluso de no dar las manos en el más formal y distante apretón -o apretoncito- de los saludos, bajo un apremio profiláctico, puede modificar la naturalidad de los contactos y de las cercanías cotidianas en el trato. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, es tan conocido o más que los hombres y mujeres del tiempo, desde que apareciera como portavoz -habitualmente sereno y confiable- ante los estragos, hace ya más de cinco años, del virus del Ébola. De oca a oca, de virus y virus, también se podía tirar de la memoria y la hemeroteca, pero mejor será advertir cómo acaban por atenuarse o desaparecer las que parecen calamidades apocalípticas. Y aunque las medidas que anuncia este popular portavoz -no es un juego de palabras- todavía no son extremas, ya habrá competiciones deportivas sin público y se advierte un algo indeciso criterio sobre celebraciones tan señaladas como la Semana Santa o costumbres y tradiciones anejas como los concurridos besamanos a las imágenes de la devoción. Incluso la circunspecta reina Isabel II, que muy escasas veces impone condecoraciones con guantes si los actos no se celebran al aire libre -el protocolo tiene sus disposiciones-, ya se los pone incluso en las ceremonias de puertas adentro, aunque las razones del tal cambio puedan ser otras. Con algo más atenuada circunspección, la canciller Ángela Merkel incumplió los protocolos del distanciamiento y buscó la mano de su ministro del Interior, antes que, este sí más preventivo, se la retiraba con una expresiva gestualidad.

En cualquier caso, tomar decisiones que afecten a grandes acontecimientos, o al curso ordinario de servicios y actividades sociales y económicas, pone sobre la mesa no solo la conveniencia, sino la oportunidad, con el trasfondo del alarmismo y la recesión. Si bien las recomendaciones más cotidianas también tienen efectos notorios, como convertir en hábito saludable, que no desdeñoso, el hacer la cobra ante la amenaza de un beso.

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