Creer

Yo solo le tengo fe a las personas, a nada más, pero solo a las que se lo merecen, no a todas

S style="text-transform:uppercase">iempre he pensado que creer era algo solemne y definitivo, un ejercicio adherido a nuestra identidad. Tal vez fuese por la tradición por lo que le he dado a esa acción el mayor de los créditos. Pero ahora creo que la razón por la cual le otorgamos tanta importancia esta en el objeto de la creencia, en nada más, y no en el acto-en-sí de creer. Esto acarrea una reflexión, sin duda. Según la RAE "creer" consiste en dar por verdadera o existente a una cosa sin tener pruebas de su existencia; aunque también dice, como verbo transitivo que es, que puede ser sinónimo de "suponer", dando pié a la vía de lo posible y lo probable. A través de la primera acepción nos encontramos con el callejón sin salida de nuestra cultura, en la que llueven argumentos polarizados sobre los objetos de creencia sin que conduzcan a nada, ante la falta de certezas. No voy a entrar el derecho al credo, que es libre, ni en diatribas conocidas para demostrar dichos objetos solo desde la razón, pero si me gustaría hacer memoria de Unamuno cuando dijo que creer era una necesidad emocional, que bien se representa en la ansia de transcendencia de todas las culturas como propuesta ante el llamado "mal del mundo" y el anhelo de inmortalidad. En la segunda acepción, por otro lado, llegamos a otro concepto: la "fe"(suponer). Esta es la confianza en una persona o cosa, también sin garantías. No obstante en este caso lo importante no es el objeto de la creencia sino la relación del creyente con dicho objeto, es decir lo esencial aquí es el acto-en-sí de la fe. Esta me interesa más. Profundizando en esta segunda acepción, creo que el riesgo es menor que en la primera donde se exige creer en algo sin pruebas ni indicios, adquiriendo un compromiso excesivo. La fe es menos exigente y más viable; tiene más garantías de éxito personal, puesto que solo se le muestra confianza a una posibilidad. Amén de esto último, para mejorarla, yo añadiría a esta segunda acepción otro concepto:"la justicia". Me resulta más sensato, a la hora de depositar la confianza en algo, hacerlo desde el criterio de nuestros valores. De lo contrario sería una "fe ciega". El criterio de lo justo debe ordenar nuestra metafísica para que nuestro mundo personal no sea injusto. Por todo esto, y concluyendo, me confesaré para los lectores: yo solo le tengo fe a las personas, a nada más, pero solo a las que se lo merecen, no a todas.

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