Lo que hacen las buenas empresas es eso, cuidar a su gente. Cuando un trabajador se desvive por cumplir sus funciones, hace más de lo que se le pide, tiene iniciativa propia, sabe trabajar en equipo, está motivado, le gusta su trabajo y tiene buena relación con el resto de personas, las buenas empresas lo valoran, lo cuidan, le dan ascensos, lo premian. Las malas empresas se apuntan a la última reforma fiscal del mercado laboral para despedirlos sin pagar nada, para ahorrar unos euros contratando a alguien que sale más rentable, para apretarle sin pagar horas extras… con lo que se va creando un sentimiento de indiferencia y falta de implicación por parte del empleado, que siente cómo no se tiene en cuenta su valía personal ni profesional.

No sé si la ciudadanía en general es consciente de dónde habría que situar al profesorado en su relación con nuestra "empresa", la administración educativa. Es cierto que las condiciones de salario, períodos vacacionales y otros derechos no son malas. Estos son los argumentos que siempre utilizan los medios para desprestigiarnos, dando a entender que somos unos "vagos". Sin embargo, ¿premia la administración a quien se deja la piel, o lo trata con indiferencia, incluso a veces con desprecio? ¿cuida de su gente, nuestra empresa?

Me siento un afortunado porque veo a mi alrededor montones de profesionales que se dejan la piel, que echan muchas más horas de las que les corresponde, que siguen desde hace años diferentes líneas de actuación, innovación, mejora continua… gente que aunque lleve veinte o treinta años sigue aprendiendo e intentando ser mejor docente cada día. Esas personas son la esperanza del sistema, sin duda. Gente que no se desalienta ante ninguna adversidad, ya lluevan los palos por parte de la ciudadanía, las familias, el alumnado, los medios de comunicación, la clase política o la propia administración. Respecto a la pregunta planteada, solo cabe una clara respuesta: no. Nuestra administración no cuida de su gente. En realidad, "todo da igual". Mientras uno cumpla su horario y tenga sus papeles en regla (programaciones y demás) da igual que se implique como que no, que mejore o que lleve 20 años haciendo lo mismo sin avanzar un ápice. Esas personas son la esperanza pero a la vez un gran motivo de tristeza, por el trato recibido. Quien no cuida a su gente, no sirve para cuidar a nadie, tampoco a los jóvenes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios