El encuentro de Angela Merkel con Pedro Sánchez en Sanlucar de Barrameda ha puesto de manifiesto la sintonía de ambos líderes en cuanto se refiere a la política migratoria. Esta columna no la voy a dedicar parar referir las conclusiones a las que han llegado, puesto que es materia de sobra desarrollada en todos los medios. Lo que me interesa destacar es el acercamiento de la presidenta de un partido demócrata cristiano con el presidente de un partido socialdemócrata, algo que en Europa es absolutamente natural mientras que en España con un PP que, como ha manifestado su recién nombrado presidente Pablo Casado, representa a toda la derecha, parece bastante complicado. Mientras que en Europa hay una derecha que ha condenado todo lo que huele a los regímenes totalitarios del siglo XX, el PP acoge en su seno a los nostálgicos de la dictadura franquista, lo que dificulta su identificación con un liberalismo democrático como los que rigen en el resto de la EU que, llegado el caso, hasta pueden formar gobierno en coalición con los socialdemócratas. Apareció Ciudadanos como un centro-derecha sin el lastre de la sombra del franquismo. El intento de pacto con Pedro Sánchez o el apoyo a las mayorías poniendo algunas condiciones - en Andalucía para que gobernara el PSOE y en Madrid para que gobernara el PP- dieron muestra de un pragmatismo para mantener la estabilidad en ambas comunidades que generalmente fue bastante aceptado. A eso habría que añadir una apuesta por combatir la corrupción poniendo como condición para concertar acuerdos, el desembarco de cualquier dirigente que se hallara en la condición de imputado. Se podría decir que emprendió el buen camino para que en España se estableciera, por fin, un partido de centro-derecha que muchos ciudadanos estaban esperando y Ciudadanos subió como la espuma. Con su comportamiento lavándose las manos en la moción de censura ante una sentencia que condenaba al PP por corrupción, su integridad frente a los corruptos se desvaneció y su ascenso en las encuestas dio marcha atrás. Ahora ha caído en el terreno ocupado por el PP y los dos partidos andan enzarzados en una pugna a la conquista del voto, haciendo hincapié en la pesca del voto xenófobo y sin hacer el menor gesto que pueda molestar a los ciento ochenta y un militar en la reserva que han firmado un manifiesto en defensa de la memoria de Franco, cuyos votos también suman. Creo que este giro a la derecha lo pagarán caro.

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