Entre las miles de advertencias que aparecen en todos los medios de comunicación sobre los peligros del verano, nos han llamado la atención algunos párrafos, que transcribimos literalmente sin citar la procedencia porque sale en todos sitios más o menos lo mismo. Que dicen que para que no nos roben en vacaciones hay que seguir los siguientes consejos: "Intente que los ladrones no sepan dónde está." "Es esencial no invitarlos a entrar haciendo público que se ha ido uno de viaje". "Asegúrese de restringir el acceso a su perfil de internet; en caso de publicarlo es mejor no indicar cuánto tiempo va a estar fuera". "Intente no contar sus planes en público para evitar fisgoneos varios". "Desactive la geolocalización de su móvil para los que dispongan de herramientas de rastreo avanzado no puedan localizarlo".

Lo primero que nos llama la atención es que el recomendador no las tiene todas consigo, vamos, está seguro de que el personal se va a ir de la mui a diario. Por eso dice y repite "intente", en vez de dar por hecho que van a seguir sus elementales recomendaciones. Parece absurdo que se cuente a los cinco vientos (o sea en 5G) donde va a estar uno cada momento del día y cuando va a estar su casa vacía.

La advertencia de quitar el sistema de localización que llevan los móviles debería ser obvia, o al menos nos lo parece a nosotros, pero se ve que el enganche "moviliario" es tal y tan permanente que nadie hace tal cosa y va dejando el rastro de cada paso que da, incluso cuando entra en un mingitorio.

Y no solo a los viejos nos parece lógico desconectarse y mantener un mínimo de intimidad y decoro. Son ya bastantes las voces cualificadas que recomiendan dejarse el internet en casa. El último al que se lo hemos oído ha sido al presidente de Telefónica, nada menos, que dice que por la calle lleva un móvil sin internet. Pues nada, cuando le comenta uno tal cosa a amigos o conocidos, la respuesta es unánime: -¿Y para qué sirve un teléfono sin internet?

¡Leches!, pues para hablar por teléfono. No habría que explicar semejante obviedad, pero eso es lo que hay. Se mandan mensajes, guasas, emoticonos, videos de gatitos…y chorradas peligrosas como las que recomiendan las autoridades competentes que no se hagan. Todo menos hablar con alguien de algo provechoso o satisfactorio. En fin, lo que han hecho las criaturas humanas toda la vida, desde antes que se inventara internet. Y el teléfono.

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