A la luz del día

Antonio Montero Alcaide

Escritor

Descornadas

Un ganadero redentor de vacas dice hablar con ellas y ayudarlas para que no pierdan sus cuernos bien puestos

Que más de ciento veinte mil ciudadanos suizos apoyen una consulta nacional sobre la conveniencia de no desmochar las vacas, para que luzcan orgullosas sus cuernos, es algo más que una noticia curiosa o una singularidad atractiva. Ya que a la vez manifiesta el relativo alcance de las preocupaciones -por comparado con el de otros motivos más perentorios-. Si bien los suizos son propensos a los referendos sobre asuntos bien dispares, sin que se les atraganten y respondan con la abstención.

El promotor de la iniciativa, un ganadero ecologista con respaldo mediático -está en auge, por otra parte, la causa "animalista"-, dice hablar con las vacas en su establo y que estas le pidieron, en concurrida tertulia de sobremesa, ayuda para mantener sus cuernos, dada la práctica habitual de desmocharlas o de alterar de manera genética las razas para que nazcan sin cornamenta. De modo que así, argumentan los partidarios de la amputación, se eviten los accidentes y puedan ser más pequeños los establos. Tres de cada cuatro vacas suizas ya no tienen cuernos, en una pérdida de identidad que además es simbólica. Y el granjero afirma que, descornadas, las vacas están tristes, con el orgullo humillado y limitadas para comunicarse entre sí. Sostiene además una razón a la vez ontológica y trascendente: los cuernos son parte de la vaca porque la Creación así lo ha decidido. Razón más que suficiente para que los ganaderos reciban una ayuda económica por cada vaca que no pase por las manos del veterinario.

La causa del bienestar vacuno ha sido rechazada por un estrecho margen y el apoyo es mayor en las zonas urbanas que en las rurales, acaso porque en las primeras prima el símbolo y en las segundas la sustancia. Razón que el defensor de las vacas interpreta diciendo que en las ciudades aún queda corazón y en el campo solo se piensa en el dinero. Con lo bucólicos y pastoriles que parecen los valles, tan arcádicas las asambleas del ganado en los establos. Las urnas han resuelto esta cuestión de los cuernos bovinos, amparada por el bienestar animal en la iniciativa de un ganadero apóstol de la doctrina "animalista". Tal vez, en fin, a los animales racionales, a los seres racionales, sobre todo a los más desvalidos, mejor les iría desprovistos de razón -además de cuernos- y más identificados por su animalidad. Aunque ya sería mucho pedir que en reunión bucólica con un ganadero redentor.

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