Libertad quijotesca

Irene Gálvez

Desembocadura del Andarax

Los cielos tronaron sin piedad la semana pasada. Terrible las pérdidas humanas. Siempre está en el recuerdo de los almerienses aquel 11 de septiembre de 1891. Responsables municipales: la escultura de la rambla está en estado pésimo. El río más importante de nuestra provincia viene a desembocar en la capital: un delta al amor del mar Mediterráneo. Caminando, llegas al final del paseo marítimo, pendiente de terminar, y al puente que cruza el cauce del río. Desde hace años, cuanto menos, se te parte el alma de ver las condiciones de descuido y abandono en las que se encuentra todo este lugar. Paradojas de la vida: también es la ruta principal para llegar a la universidad, la institución que representa el sumun del respeto y el afán por el saber, la creatividad, la argumentación, la libertad y responsabilidad del pensamiento y los valores que hacen digno al ser humano de llamarse así. Bello pensar en el Cabo de Gata con los ojos abiertos al mundo. Vegetación sin control crece alcanzando la altura del puente, además de la fauna que un entorno así puede propiciar, y que resulta potencialmente insalubre. En días de tormenta, propias de la climatología de finales del verano, que el cauce y la desembocadura del rio, boqueras y ramblas, carezcan de la necesaria y prudente limpieza es negligencia. Hay que gestionar el mantenimiento necesario, regar los jardines, podar cuando corresponda y reparar las barandillas oxidadas por el salitre. Por supuesto, es indispensable la educación y comportamiento cívico de todos los ciudadanos con los espacios públicos que compartimos. La educación y la cultura no son un gasto, constituyen una inversión, pero la partidocracia y sus patrocinadores lo ignoran a conciencia en España. Despilfarro es otra cosa. Las administraciones públicas no son una miscelánea, una mezcla de cosas diversas y sin conexión alguna, tampoco una escenografía de reparto de competencias para la incompetencia. No pueden ser fábrica de excusas en interés de la partidocracia que administra nuestro, cada día, más agotado país. El dinero público no es para usos privados. La estética de abandono impuesta en el delta del Andarax, como en tantos otros lugares de España, refleja la ineptitud de los clanes del poder que nos desgobiernan porque viven entregados a preservar el Olimpo de sus privilegios. Para el común de los mortales queda el Hades.

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