Desgobierno, con caínes y a lo loco

España es nuestra nación, nuestro hogar. Los españoles no podemos estar en manos de caines e irresponsables

Para ver cosas estar vivos, como dice nuestro antiguo y curtido en experiencias refranero popular. Sinceramente, viendo y padeciendo el esperpéntico panorama político español, ganas dan de perderse por el mundo o en un socorrido exilio interior. No obstante, no es la solución y tampoco armoniza con la responsabilidad que entraña ser ciudadanos de nuestra nación: un Estado Democrático. España es nuestro hogar, nuestro ámbito geográfico, histórico, cultural, político, emocional…Es nuestra realidad filosófica. Nuestra nación y patria, entendida en pleno siglo XXI cómo el ámbito que nos une y articula como sociedad, con todos sus matices, particularidades y generalidades resultado de tantos siglos de historia. Con profunda tristeza, siempre lo digo: que difícil es conjugar el verbo unir en España. Por lo pronto este desgobierno ya nos ha incrementado el precio del suministro eléctrico en pleno diciembre. Después de todo, los ciudadanos, la realidad de la vida cotidiana, los gastos básicos de las familias, las pensiones, los profesionales autónomos y la pequeña y mediana empresa…son las prioritarias preocupaciones de nuestra élite gobernante, ya sea en el ejecutivo o en la tan necesaria oposición. ¡Con lo comprometidos que están con el Parlamentarismo y la Separación de Poderes! Vivimos en la tiranía de la mentira, como si no tuviéramos fuentes de las que aprender. Albert Camus escribió en su obra para el teatro Calígula "la necedad es homicida Cesonia". Jamás se puede formar un gobierno democrático en nuestro país con totalitarios nacionalistas, que desprecian la Constitución que nos hace a todos ciudadanos españoles de pleno derecho y obligaciones. No pueden gobernar España falacias históricas carentes de honradez intelectual, ética y moral social. ¿Cuándo valoraremos y respetaremos los españoles nuestro país, nuestra civilización? Como no lo hemos hecho nunca, perpetuamos el disparate de dejarnos pastorear por cuanto tirano trilero asoma en el triste escenario de nuestra traicionada democracia. Necesitamos, ya no con urgencia, con desesperación reformar la Ley Electoral y la Ley de Partidos y el Estado de las Autonomías. Sin educación no hay libertad ni responsabilidad social y solidaria. Azotados continuamente por la mentira de que España no existe o que no se puede ser español, abrimos las puertas a la tiranía y la miseria.

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