El callejón del gato

Destrozar la Plaza Vieja

Si destrozan la Plaza Vieja, con el tiempo su actual imagen se incluirá en el álbum de la Almería maltratada

Hoy solemos ver en las redes sociales imágenes de antiguos edificios que ahora nos parecen emblemáticos y en su día fueron derribados sin consideración alguna con el beneplácito del alcalde de turno. Vemos la foto del edificio de Vulcano en la Puerta de Purchena o el antiguo edificio de Correos y nos parece mentira que unos regidores municipales tomasen la decisión de meterles la pala. Pero lo malo que tenemos los almerienses es que tardamos años en caer en la cuenta del daño que produce a nuestra ciudad una decisión municipal producto de un arrebato, para liquidar parte de nuestra historia. En más de una ocasión me he referido al disparate que supuso el desmantelamiento de la Estación del Ferrocarril, un edificio que visto desde lejos a cualquiera que se le pregunte adivinaría que es una Estación del Ferrocarril, lleva años yaciendo como un fósil esperando, vaya usted a saber, en qué la quieren convertir. La última decisión municipal para hacer limpieza de cualquier elemento que represente un capítulo de la historia de Almería, es la transformación de la Plaza Vieja. En un pleno reciente se ha aprobado suprimir el arbolado y el traslado del monumento a los Mártires de la Libertad al parque de Nicolás Salmerón. No voy a entrar en las dificultades que supone llevar a cabo semejante empresa, pero dudo mucho que el popularmente llamado Pingurucho de los Coloraos, se preste al traslado sin sufrir desperfectos y más aún que los frondosos árboles, una vez arrancados de cuajo, sean capaces de dar sombra en su nuevo emplazamiento. Lo que hoy quiero expresar es que, de la misma manera que a la Corporación Municipal les parece estupendo dejar la Plaza Vieja hecha un solar y cubrirla con unos toldos, a otros nos parece un auténtico disparate. Hay una opinión generalizada que defiende con argumentos urbanísticos e históricos la permanencia en la Plaza Vieja de los elementos que contiene y la respuesta del Ayuntamiento a cualquiera que disienta de su posición es la descalificación personal, desde su gabinete de prensa, sin mayores explicaciones. Ni el alcalde ni ninguno de su equipo de gobierno se atreven a rebatirlos con argumentos sólidos. El cambio que puede experimentar la ciudad me parece de tal envergadura que me atrevo a calificar de una frivolidad manifiesta su aprobación en un pleno con una exigua mayoría. Si destrozan la Plaza Vieja, con el tiempo su actual imagen se incluirá en el álbum de la Almería maltratada.

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