Libertad Quijotesca

Destrucción educativa

La educación pública debe estar amparada por la separación de poderes. Educar nunca es adoctrinar

El areópago atiliano que nos desgobierna, no es que no deje crecer la hierba por donde pasa, es que pretende acabar hasta con la fotosíntesis, el dos más dos son cuatro y la lengua de Beatriz Galindo, el Inca Garcilaso y Cervantes, a poco que nos descuidemos. La apolillada nueva Ley Educativa es una ruina, un arma coercitiva para la nación española al servicio del dogma ideológico, nunca de creación y fomento del pensamiento libre y responsable de las personas. Hacer ideología es imponer dogmas y beneficiarse de ellos empleando la mentira como arma para alcanzar y perpetuarse en el poder. Pensar es dudar, cuestionar, contrastar, poner límites al poder del Estado y ser capaces de alcanzar acuerdos en beneficio de todos los ciudadanos. Pensar es cuidar y defender nuestra ciudadanía y el proyecto político común: la democracia de la nación española. Esta siniestra norma des-educativa insiste en despreciar el mérito y el esfuerzo tanto de maestros, padres y alumnos. Atenta contra la libertad de los padres de escoger donde estudian nuestros hijos. El termino igualdad es manipulado hasta el agotamiento para imponer un analfabetismo funcional que ignora cuestiones tan básicas como el necesario nivel de lectura comprensiva que deben de tener los ciudadanos. Toda sociedad democrática y civilizada que se respete, sabe que la tierra fértil donde crece, da fruto y se regenera es el sistema educativo que la sustenta y cohesiona. La profesión más importante es la de maestro, porque con su labor son decisivos a la hora ayudar a los alumnos y a los padres a detectar y potenciar talentos y necesidades de mejora. Tenemos que educarnos para ser personas, madurar, y ser ciudadanos responsables de nuestros actos. La educación pública de calidad es vital para la democracia, y debe estar amparada por la separación de poderes. La partidocracia y las incompetencias autonómicas, aterradora la destrucción nacionalista, han impuesto sin piedad sucesivas e innecesarias de-formas des-educativas que tienen como denominador común la degradación y la imposición de adoctrinamientos en las aulas, desde educación infantil hasta la universidad. Viendo esta perpetración del derecho deberíamos enviar a los arcontes ministeriales a la caverna de Platón, a ver si son capaces entre todos de encontrar un rayo de luz que les permita salir al mundo de las ideas, que no ocurrencias

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