Ante el Día de la Mujer

Se deben reclamar medidas más duras y eficaces para combatir la violencia contra la mujer a todos los niveles

L A Ratita Presumida dejó la escoba y quedó con otras ratitas para hablar de sus cosas. La Cenicienta ha aparcado la carroza porque prefiere ir en bicicleta. Blancanieves ya no tiene enanos que cuidar, se han hecho grandes. La Bella Durmiente se despierta sola, sin el beso del príncipe-despertador.

El próximo domingo, día 8, se celebra el Día de la Mujer Trabajadora, es decir el día de todas las mujeres. Porque todas las mujeres trabajan, aún las que no tienen un empleo remunerado. Las fechas conmemorativas, como ésta, tienen una función esencial de celebración y, sobre todo, debe de servir para hacernos pensar. Con todo, bienvenida sea esta fecha que al menos sirve para llamar la atención sobre la injusticia del sistema. Un sistema que todavía permite que las mujeres tengan menos posibilidades de acceso y promoción en el ámbito laboral. Las cifras en este sentido son contundentes, los medios de comunicación las divulgan constantemente con profusión, sin que eso sirva de mucho, hay que decirlo, ya que ni varían de un año para otro, ni alientan las conciencias de los dirigentes políticos, ni del empresariado, ni del particular que contrata, que no están dispuestos a cambiar su rumbo, a pesar de incentivos, de bonificaciones, de subvenciones… Siguen pensando que su rentabilidad está más asegurada sin ellas. Pero este comportamiento parece que obedece a algo más que a simples operaciones contables. Y, en verdad, hay algo más.

También, se debe de reivindicar algo más allá y que cada año va a más, algo que ha visto recrudecida su crueldad: reclamar medidas más duras y eficaces para combatir la violencia contra la mujer, tanto a nivel familiar, como doméstico, social o laboral. Sin más dilación y aplicando el sentido común, aunque a veces sea el menos común de los sentidos: existen dos sexos, la mujer y el hombre, con una IGUALDAD RADICAL en sus derechos, en sus oportunidades, en sus trabajos y en sus deberes, pero una complementariedad en sus funciones.

¿Cuándo veremos reducida la violencia contra la mujer?: cuando se acepten los planteamientos de igualdad y complementaridad y especialmente cuando se respete la libertad de la mujer, para compartir todas sus responsabilidades, sus afanes y sus ilusiones. En casa, nadie es más y nadie es menos, todos sumamos y ninguno restamos, y todos aportamos según posibilidades y necesidades. ¡¡Feliz domingo 8 de marzo: Día de la mujer!!

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