Día de Todos los Santos y difuntos

Días familiares e íntimos para vivir en comunidad que Dios abraza entre cipreses al mundo enteroHay que reconocer que la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso conocido como "Los papeles de Bárcenas" es impecable

Hoy, otoñal lunes festivo en toda España, 1 de noviembre, Día de Todos los Santos. La Iglesia Católica celebra hoy no solamente a los Santos canonizados, sino, junto con ellos, a todas las almas que salieron de este mundo en gracia de Dios, y purificadas en el purgatorio, según se nos enseñó durante la madurez de la niñez en el catecismo, gozan ya de la visión divina en el cielo.

El Día de Todos los Santos, es un día para creyentes y no creyentes, para poder orar por las almas santas que ya están unidas a Dios y producen su fruto para el Reino de Dios.

Hoy es un día de precepto religioso, no solo para acudir a los cementerios a colocar en las lápidas de nuestros seres queridos flores de la naturaleza que son oración, sino para escuchar la Palabra de Dios en nuestras iglesias, la humanidad de Cristo, el Amor de los Amores en la Eucaristía, a fin de ver reflejada en nuestra vida el espíritu de santidad que se respira el Sermón de la Montaña, porque es una forma de hacer visible las Bienaventuranzas, al indicarnos que solo los limpios de corazón verán a Dios, los pacíficos serán llamados hijos de Dios y los que padecen persecución por la justicia, de ellos es el reino de los cielos.

Mañana, martes, 2 de noviembre, es la conmemoración religiosa de todos los fieles difuntos para siga encendida la llama de la fe. La Iglesia, como piadosa madre, se viste de luto, para hacer presente el don de Dios del amor en este frío mundo y seamos tocados en la serenidad del amanecer por la luz radiante del Resucitado.

Así lo han testimoniado en sus sedes canónicas, en sus templos parroquiales, las hermandades y cofradías de penitencia, cuyas imágenes sagradas de la Santísima Virgen, han sido con unción piadosa vestidas de luto riguroso, de negro ruan, para que por intercesión de la Madre del Hijo de Dios podamos solicitar la misericordia y la compasión del mismísimo Dios verdadero, que se encuentra en el Sagrario, Cristo vivo y resucitado, en favor de aquellas almas que murieron en gracia y están aguardando la esperanza cristiana de la resurrección.

Días familiares e íntimos para vivir en comunidad que Dios abraza entre cipreses al mundo entero y notar que en el contrito corazón se encuentra la impronta de Cristo, y podamos en estos días refugiados en los versículos del Evangelio, iluminado con lamparillas mariposas de aceite, acrecentar entre todos los que nos rodean en nuestra vida ordinaria el Pan de Vida. Paz y Bien.

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