Opinión

Joaquín Pérez de la Blanca

Día del Trabajo

Hace unos días tuve la oportunidad de asistir a un coloquio sobre el trabajo. Extraje algunas ideas que me parecieron muy interesantes y acertadas. La principal es que tenemos un problema cultural y estructural en cuanto al sentido y a la finalidad que nuestra sociedad da al trabajo, llegando este a ocupar toda la actividad y todo el tiempo de que disponemos, situando la productividad como su fin último.

El fin, sin embargo, no debe ser sólo la productividad sino también la realización de la persona. La productividad no debe alcanzarse a costa del ser humano ni contra el ser humano. Fíjense si es nocivo el concepto de trabajo que hemos creado que apostamos por la disponibilidad permanente y la entrega completa. Es cierto que esta disponibilidad y esta entrega ayudan a competir y a ser más productivos, pero no ayuda a la persona. Porque el tiempo social, el tiempo familiar, el tiempo en pareja, el tiempo biológico, el tiempo deportivo, etc. se reducen a tiempo productivo. Todo queda reducido y sacrificado en pos de trabajar donde, como, cuando y en las condiciones que sean. Cuando se pervierte el fin del trabajo el trabajador desaparece. Todo ha quedado reducido a trabajar para consumir y disfrutar, fomentando así una cultura de las cosas y no de las personas. Hemos creado un sistema económico y cultural que no se aguanta porque hay que volver a dignificar al trabajador y replantearnos el sistema productivo. ¿Qué proyecto contempla la sociedad de consumo para el desarrollo de la persona? Hay que replantearse esta cultura. La salida de esta crisis no consiste en volver a una situación anterior o en aplicar sólo medidas económicas, sino al contrario hacen falta decisiones morales y redescubrir valores básicos. La economía necesita una base ética: la vida económica debe estar al servicio de las personas, individual y colectivamente. La dignidad de la persona y la búsqueda del bien común debieran primar en cualquier decisión en política económica. El trabajo es una necesidad, es parte del sentido de la vida para el desarrollo y la realización personal. Por ello es necesario volver a principios válidos y objetivos sin someterse a la economía o a la tecnocracia y ensalzar a la persona por encima de dinero, estatus o poder. Este cambio de modelo sin duda ayudaría a paliar grandes problemas que sufrimos en España: el paro estructural de millones de personas, la conciliación familiar, la precariedad laboral, las cargas a veces excesivas para el empleador, el desempleo juvenil, etc. etc. Ojalá podamos reflexionar los que tenemos la suerte de crear empleo y tener un trabajo sobre el modelo que estamos desarrollando. Estamos atravesando una crisis, cierto, pero no lo es menos que también llevamos muchos años sufriendo una crisis personal y de vida. Desde nuestra posición como políticos el mandato a los poderes públicos en este sentido es claro. Feliz día del trabajo.

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