Reflejos

Francisco Bautista

Dice Don Pedro

Dice Pedro Castillo, Presidente del Perú, que los "felipillos" explotaron América. Opiniones del mismo tono fueron expresadas por López Obrador, Presidente de México, no hace mucho. Es una idea que quieren imponer en el solar Hispanoamericano, lo extraño y anticuado de esta palabra nos indica el progreso de esta idea incluso en nuestro país.

En las naciones latinoamericanas pretenden iniciar un nuevo periodo donde se vuelva a las raíces anteriores, rompiendo con el pasado europeo, y criollo, impulsada esta ideología por una mezcla de populismo social, nacionalismo y tradición indígena, reinterpretado todo para adaptarlo a la idiosincrasia de esos pueblos.

No es un concepto novedoso el principio cultural que se quiere imponer, sino que ya en los setenta era propuesto desde Moscú, en sus idearios y emisiones radiofónicas de propaganda, en la época Breznev. Denominaban Indoamérica a las naciones hispanas, alentando a que tomaran protagonismo los nativos y rompieran con la cultura occidental, es decir, con los principios culturales que soportan la sociedad criolla. Ya se inició con el subconmandante Marcos, en el sur de México, así como posteriormente en Bolivia y movimientos guerrilleros peruanos.

Lo que ocurre actualmente en Perú, es el producto de una larga maduración de teorías sociopolíticas.

El ataque a los descubridores, a los símbolos de la antigua metrópoli, fue el principio, después vino el rechazo a los héroes de sus procesos de independencia, por ser criollos. Se presenta esta nueva etapa como liberadora de la clase oprimida, racialmente diferente, que quiere volver a sus raíces históricas.

Pero la Historia no es así como la cuentan. América, o las Indias Occidentales como se denominaba en España, estaba formada por un conjunto de Pueblos que vivían en guerra permanente entre sí, existiendo algunos grandes Estados-Civilizaciones, donde un grupo minoritario tenía esclavizado y sometido al resto, bajo un poder tiránico y sangriento. Hay estudios que demuestran que bajo la autoridad de los caciques locales se exigían continuos sacrificios humanos, a dioses sedientos de sangre, además de trabajos en régimen de esclavitud. Incluso los reos sacrificados eran consumidos por ellos. Parece fuerte, pero es así. Véase las fuentes históricas. Por ello no es de extrañar que cuando llegaron los españoles les fuera fácil vencer, con unos cientos de hombres, a los Imperios existentes, pues las tribus oprimidas se rebelaron y unieron al nuevo señor, que al menos no les exigía tanto.

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