El medio y el ambiente

Diseño de experimentos

A ver si entre las consecuencias positivas nos encontramos con que se convencen de que las vacunas son muy buenas

Tanto en Química como en el resto de las Ciencias, hay -entre otras- dos bases fundamentales a la hora de diseñar un experimento para que sus resultados sean reproducibles. Una es la metodología a utilizar a lo largo del mismo: cómo se van a procesar los datos, qué resultados se pretenden obtener y cómo se van a interpretar los resultados; y la otra es la muestra que se va a estudiar: composición, número de individuos y representatividad de la misma. Aprovecharé para decir, a mayor gloria de los estadísticos, que la participación de la Estadística en estos apartados es importante (tampoco vamos a calificarla de fundamental). Bueno, frases cariñosas para los amigos aparte, lo cierto es que la pandemia estará proporcionando una cantidad ingente de datos a distintos colectivos de científicos, pseudo-científicos, aficionados a los big data, periodistas y, en general, multitud de colectivos.

Los que no escudriñarán esos datos serán los dogmáticos que piensan que ya lo saben todo, y que los mismos no les van a aportar nada nuevo. Deseo, con toda mi fuerza, que entre esos colectivos no se encuentren esos grupos de reciente aparición que traen "por la calle de la amargura" a muchos pediatras y demás profesionales preocupados por la salud de los niños. Concretamente, me refiero a aquellos que piensan o que las vacunas son perjudiciales, o que no sirven para nada. Son aquellos que no quieren ponerle a los niños las vacunas del sarampión y compañía. Aquellas que les ponían a los niños en Sanidad, en la Carretera de Ronda, y de las que las madres recibían y custodiaban una humilde pero maravillosa "cartilla" de cartulina blanca escrita a mano, y que guardaban celosamente en la carpeta "de los papeles de los niños". Después de la pandemia, que no quiero calificar, del covid-19 y de la carrera por encontrar una vacuna para el mismo, y de los estragos que se han producido y que se pueden volver a producir por no disponer de la misma, espero que "los anti vacunas" rectifiquen su postura respecto a las mismas y no nos digan que el que pasa la enfermedad ya está vacunado, lo cual es cierto pero a un coste en vidas tal que si una ya es mucho, la cantidad de las mismas perdidas es incalificable. Además, enlazando con el principio, la muestra aquí está muy bien tomada, pues los expuestos a la infección somos el cien por cien de la población. Luego los anti-vacunas no pueden llevarle la contraria a este "experimento". A ver si entre las consecuencias positivas nos encontramos con que se convencen de que las vacunas son muy buenas.

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