Dolor y sentido

Lo más duro está por llegar. Cuando el virus remita la economía golpeará brutalmente muchos hogares

Victor Frankl sufrió muy de cerca los horrores de la segunda guerra mundial. Su origen judío le arrastró, entre 1942 y 1945, a diferentes campos de concentración nazis. Psiquiatra de profesión y estudioso de condición no pudo evitar desarrollar una suerte de estudio observacional allí donde el destino lo había conducido. Se percató, en esencia, de que había algo común en los presos que lograban sobrevivir en aquellas espantosas condiciones. Pudiera parecer, inicialmente, que dependería de la fortaleza física de los internos, pero pronto concluyó que no. Lo que verdaderamente diferenciaba a los que sobrevivían de los que no era encontrarle sentido a la calamidades padecidas; encontrar un por qué seguir y así soportarlo casi todo.

Hoy nos enfrentamos a una tragedia sin precedentes en nuestra memoria reciente. Casos, ingresos, fallecidos… El conteo diario no se puede parecer más a un parte de guerra. Al final de cada jornada hacemos un balance comparativo de cifras. Y soñamos para que sea mañana el día en que empiece a aplanarse la maldita curva.

Entretanto es hora de preguntarse qué hacemos cada uno de nosotros. El confinamiento se puede vivir con queja, disciplina, desilusión y un sinfín más de formas. Esta plaga se puede interpretar como un castigo, una maldición o una oportunidad. Es momento de que cada uno de nosotros elija si decide estar en el grupo de los que encontraron un sentido y salieron fortalecidos o de los que se rindieron y engrosaron la lista de los perdidos.

Todos lo sabemos, lo más duro está por llegar. Cuando el virus remita la economía golpeará brutalmente muchos hogares. Tenemos por delante grandes obstáculos que salvar aún. Y por eso es ahora cuando tenemos que elegir. Fijémonos un objetivo, demos sentido a este sufrimiento. Pongamos nuestro esfuerzo al servicio de la comunidad. Mantengámonos serenos y unidos porque nada da más sentido a una existencia que trascender de nuestra individualidad y acometer una misión común. Demos lo que podamos hoy en la medida que recibimos ayer.

Víctor Frankl sobrevivió a los campos de exterminio. Una vez en libertad descubrió que sus padres, su hermano, su mujer y muchos amigos no lo consiguieron. Aún con todo consiguió catalizar su dolor proyectándose hacia su futuro. Escribió El hombre en busca de sentido y acabó convertido en un referente mundial de su profesión. La pregunta ahora es: ¿qué piensas hacer tú?

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