El puerto de Bilbao estaba atascado por la margen izquierda de la ría, 375 millones de euros va a costar tender una nueva línea férrea para colocar las mercancías en la meseta de modo más rápido. Aunque lo adelantará el Gobierno vasco, se pagará los con los Presupuestos Generales del Estado, porque Vitoria le va a restar al cupo vasco -el dinero que entrega al Estado- el coste de la obra. Éste es uno de los primeros pagos que el Gobierno de Rajoy va a realizar al País Vasco como consecuencia del acuerdo que se gesta entre el PNV y el PP, una alianza que no sólo se basa en un acuerdo económico, sino también político. Mientras Podemos y el PSOE aplaudían a los estibadores, el ministro de Fomento cerraba el acuerdo con Vitoria. Es el coste de los cinco síes al decreto de la estiba, en Bilbao aplauden con las txapelas. No es que lo critique, pero es bueno que se conozca su alcance. Pero el asunto más delicado que el PNV ha colocado sobre la mesa es el acercamiento de los presos de ETA a sus lugares de residencia, el final de una medida de excepción que se justificaba por la existencia del terrorismo. Urkullu le contó el martes a Rajoy el anuncio de desarme que ETA iba a hacer, no le pidió nada en esa reunión en La Moncloa, que dejase hacer, que viese, eso fue lo que al final hizo Zapatero, que los terroristas, los presos y sus gentes negociasen entre ellos mismos.

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