Hay en la prensa un anuncio de Repsol en el que se muestra como adalid de la economía circular, incluso ofrece un enlace en su web para explicarnos que es tal economía. Hemos considerado más razonable buscar en la web del Parlamento Europeo, donde dice que la economía circular "es un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende". El anuncio de Repsol nos ha sugerido un nuevo invento: la "economía espiral", que supone un aumento cualitativo y cuantitativo del morro de las empresas llamadas energéticas, que ahora se apuntan a "lo circular"

¿Les suena a ustedes el nombre de Repsol? Suponemos que sí, porque llevamos más de cuarenta años viéndolo en las gasolineras, como marca de gasolinas y gasóleos. Pues ahora, por el aquel de que hay que seguir manteniendo los monopolios, por mucho que cambie la economía, esta empresa quiere seguir siendo puntera en la novedosa economía descarbonizada, que es aquella que abandona de una vez por todas los átomos de carbono que nos han llevado al desastre medioambiental en que vivimos. Casi todos los combustibles que utilizamos -carbón, petróleo, gas…- son combustibles fósiles basados en el carbono, de donde sale el CO2 de nuestros pecados. La humanidad, acojonada, parece que se ha tomado en serio lo del cambio climático, y los países más sensatos -exclúyanse, por supuesto EE.UU. y China- han empezado a huir de estos combustibles.

Hemos utilizado el ejemplo de Repsol, pero se puede aplicar a las cuatro o seis grandes empresas del sector, quemadoras de carbono desde que se inventaron. Ahora han renunciado a ese tipo de combustibles -su rico patrimonio histórico económico y financiero- para convertirse en líderes de la "nueva energía". En pocas palabras, la economía espiral viene a ser la aplicación práctica del principio de Juan Palomo. Se trata de que los mismos perros cambien de collar y sigan manejando el negocio de la energía, que sigue siendo imprescindible para la humanidad. Es difícil, pues, explicarse el cambio porque, si van a ser los mismos capitales -físicos y humanos- los que se utilicen en el nuevo sistema, estamos dando vueltas, si, pero no circularmente sino en espiral. Hasta llegar a la cúspide, donde acabará existiendo un único negocio, como la propia palabra monopolio indica.