Educación, motor de un país

En España no podemos seguir jugando con las inversiones en nuestro sistema educativo

El PP jamás ha apostado por el sistema educativo público de calidad y ha dado, recientemente, una muestra más en su proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Observando las partidas que el Gobierno de Mariano Rajoy refleja en sus cuentas se plantea un futuro poco esperanzador para la Educación en este país. El gasto global en educación representa el 0,7% del total de las cuentas del Estado, el mismo porcentaje que en 2017. Lo más grave es que el PP le niega el agua y la sal a las comunidades autónomas, que tienen transferidas las competencias. Dichas transferencias son muy limitadas y se reducen a ayudas a libros de texto, programa de fracaso escolar e impulso a la FP. Al Gobierno y a sus socios no les importa el fracaso escolar y han incumplido su compromiso al destinar una cantidad ridícula para combatir este problema. En su huida hacia adelante Rajoy se dedica a poner en valor en los Presupuestos de 2018 el incremento en 50 millones de euros de lo destinado a becas de carácter general y a las nuevas becas a la excelencia estudiantil. Señores y señoras del PP, se trata de una cifra de lo más ridícula en el montante total de becas y no resuelve la demanda social de mayor cuantía para residencia o manutención, que ha sido drásticamente recortada desde la etapa Wert. En cambio, se destinan 20 millones de euros en una nueva partida presupuestaria de ayudas a la excelencia, lo que parece primar sobre la igualdad de oportunidades. Los recursos para las ayudas de libros y material didáctico se reducen en 1,44 millones de euros; las ayudas para el aprendizaje de lenguas extranjeras caen en un 78,4% y las becas y ayudas de carácter especial a alumnos no universitarios se reducen en un 21,1%. No parece que el Gobierno de Rajoy haya entendido que crear una sociedad del aprendizaje debería ser uno de los mayores objetivos de la política económica. En España no podemos seguir jugando con las inversiones en nuestro sistema educativo, máxime cuando el 57% de los y las jóvenes confiesa que sus oportunidades laborales serán peores que las de sus padres. Tampoco se han producido descensos significativos en los precios de las matrículas, y el Ministerio de Educación continúa con su desacertada política de becas y ayudas al alumnado en las universidades públicas. En Andalucía, los socialistas abanderamos una nueva fórmula consistente en dejar, prácticamente, en la gratuidad la enseñanza universitaria pública. Es sólo un ejemplo de lo que sabemos hacer mucho mejor que el PP.

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