A SÍ de claro. ¿Le sorprende el titular? ¿no está de acuerdo? Puede ser por simple desconocimiento… o puede ser que se haya tragado el discurso del adoctrinamiento, en cuyo caso le debo decir que se sitúa en una clarísima posición política.

La palabra "política" deriva de La Politeia, que es como llamaban los antiguos griegos a la teoría de la polis (la ciudad), íntimamente relacionada con la palabra paideia, es decir, la educación. El término "pedagogía" significa "conducir al niño de la mano por el camino de la vida". La política es el arte de los ciudadanos, el arte social, el arte de vivir en sociedad, de las cosas del Estado. Por tanto, entre los principales objetivos de la educación están los asuntos políticos, los del bien común.

En estos tiempos convulsos es imprescindible retomar el debate político. De lo contrario, seremos presos de cualquier discurso atractivo que nos pase por delante. Tanto más si se trata de jóvenes en plena formación. Hay que saber defenderse de los discursos, de todos los discursos, especialmente de los que no promueven en absoluto el bien común.

Como profesor, jamás se me ocurriría hablar de qué partido hay que votar o no hay que votar. Eso forma parte de la esfera privada, además de que no es lo verdaderamente importante. Lo importante es hablar de POLÍTICA con mayúsculas, no del lamentable espectáculo de los partidos políticos, que tiene mucho más que ver con el pan y el circo de gladiadores y cuadrigas que los romanos ofrecían al pueblo. Solo de esta manera podremos defendernos de los discursos de prime time afirmando que Putin es comunista. Solo así sabremos que hablar de educación sexual no es adoctrinamiento y ningún padre o madre puede oponerse. Solo conociendo la historia y la manera en que todas las tendencias políticas se han ido desarrollando, podremos posicionarnos. Solo así sabremos que hay una derecha conservadora, una derecha liberal (que son respetables) y un fascismo que no es en absoluto respetable; que hay mil ramas de la izquierda que van desde el socialismo democrático o centro izquierda, pasando por el comunismo democrático (todos muy respetables) hasta el comunismo soviético o stalinista (para nada respetables). Y un último consejo: desconfíe de quienes dicen que son apolíticos, que no quieren saber nada de política o hablan de adoctrinamiento refiriéndose siempre a los demás. Son los más peligrosos.

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