Elogio al heterodoxo

El elogio a la heterodoxia pasa por alabar las virtudes de Sancho como verdadero modelo de héroe cervantino

En la larga tradición española de libros de culto existe uno de especial referencia: "Historia de los Heterodoxos Españoles", de Marcelino Menéndez Pelayo. Este es un libro donde aparece, entre otras cosas, la historia del otro pensamiento de este país, el menos convencional o el menos conocido. Allí figura, entre otros, Nicolás Salmerón ya que como saben no dejó una obra académica muy extensa sino una obra en discursos que en realidad era de corte práctico. Habida cuenta de lo dicho es factible argüir que Menéndez Pelayo tuvo la honradez de fijarse en lo distinto, en lo no común, como valor cultural. Tal vez así detectó en ello indicios de los saltos laterales en la historia, mutaciones. Siguiendo este hilo me gustaría destacar los valores e importancia de la heterodoxia para ofrecer una declaración de Intenciones al lector. Por definición es la disconformidad, diríase disidencia y hasta oposición. Es una forma de separarse de lo común cuando es pernicioso e inapropiado. Pero también es una búsqueda de la dignidad cuando uno es diferente. Defender la propia identidad debe ser una prioridad en este mundo de iguales y alienados, de falsos individualistas y de libertades invertidas. Es, creo, una forma de mejorar la historia desde la autobiografía. Aunque también es una vía para salir de lo políticamente correcto y de situarse en la salubridad de los márgenes. Por otro lado la heterodoxia es una forma de pensamiento autónomo, de autenticidad, de originalidad. Y al mismo tiempo es una forma de ejemplaridad. En la defensa de la dignidad el heterodoxo muestra, tal héroe cervantino, su estilo de vida, honrado, honroso, noble y sincero. Y cuando digo héroe cervantino quiero acordarme de Sancho que mientras defendía los mismos valores que Quijano tenía muy claro que ser distinto no era lo mismo que ser excéntrico; y consistía en ser honesto con sigo mismo. Esto es una virtud Socrática sin duda, pero también tiene relación con la crítica al miedo de Unamuno cuando decía que era un factor que detenía el crecimiento personal. Sancho tenía ese perfil moral: vivía sin rendirse al miedo pero seguía la senda de su señor en busca de lo correcto, de lo dictado por Erasmo de Rotterdam y por lo leído en los libros se Amadis de Gaula: una certeza que merece un riesgo y un sacrificio; pero sobre todo la fe en uno como ser humano, el credo en la singularidad.

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