E n tramos en el sexto año consecutivo con descensos del paro, aunque se haya iniciado con una subida en enero. Lo hacemos con la extendida opinión de que la nueva normalidad será la de un crecimiento lento. Para la OIT la consecuencia es que será más persistente el empleo vulnerable (palabra que sustituye a precario que ha fallecido por agotamiento) En nuestro caso coincide con un envejecimiento de población. En diez años la población de Almería ha crecido un 6% en general, mientras que los mayores de 60 años aumentaron un 28%

De este envejecimiento ha surgido un efecto reciente -de los dos últimos años, casi- y que aumentará en el futuro: crece el acceso al empleo de los mayores de 45 años. Cinco años de crecimiento en el que el número de ocupados aumentó en 45.500 personas, permite que todas las franjas de edad se beneficien, pero el peso de la población mayor también se nota en porque mayores somos más. En este tiempo de recuperación económica la población en edad laboral, es decir, los mayores de 16 años aumentaron en la provincia en 9.900 personas, pero entre aquellos que tienen entre 45 y 65 lo hicieron en 19.000. Es decir, hay otras franjas de edad -jóvenes- que bajan.

Antes de la crisis, en 2007, sólo el 15% de los contratos indefinidos se hicieron con trabajadores mayores de 45 años. Bien es verdad que, entonces, aún no se había producido la enorme pérdida de empleo que se sufrió a continuación, entre 2008 y 2013. De esta forma muchos de esos trabajadores lo que hacían era mantener el empleo. Pero en 2013, justo antes de iniciarse la recuperación, el 23% de los contratos indefinidos se suscribieron con mayores de 45 -y eso que entonces había muchos donde elegir- En 2018 ese porcentaje ha subido hasta el 30%.

La contratación temporal, que como sabemos supone cada mes más del 90% de todos los contratos, tampoco tenía en 2007 a los mayores de 45 años como grupo preferente de contratación. Solo el 29% de los contratos temporales se hicieron con personas que superaban esa edad. En el año que hemos terminado de 2018, el 43% de los contratos temporales se suscribieron con mayores de esa edad.

Esto nos lleva a una conclusión, la fuerza de trabajo envejece y en una parte de ese grupo, los de 55 a 65, tienen menos movilidad entre sectores económicos y menor capacidad de adaptación a nuevos requisitos de conocimientos o habilidades. Así los responsables públicos se encuentran con otro problema, la necesidad no solo de formar a desempleados para el empleo, sino a los que tienen trabajo para que sus oportunidades de empleo se mantengan.

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