Cómo acceden los jóvenes al empleo en Almería? Una forma de analizarlo es preguntárselo directamente, pero no me parece viable. Es mejor analizar los datos de contratos registrados del Servicio Público de Empleo Estatal de los cuatro primeros meses del año, que así el efecto Semana Santa está incluido sea el año que sea y sirve de muestra de lo que ocurre en general. En concreto, con qué tipo de contratos acceden al empleo hombres y mujeres jóvenes, si hay diferencias por género y si han tenido algún tipo de incentivo o bonificación.

Al analizarlos, los datos nos confirman en parte algo de lo que ya sabíamos, que un efecto claro de la crisis fue la expulsión de muchos jóvenes del mercado de trabajo. Y algo más sorprendente, la recuperación no ha aumentado el acceso de jóvenes al empleo. En el año 2007, extensible a los años previos, el 45% de los contratos registrados correspondían a jóvenes menores de 30 años. Podían encontrar empleo aun con poco nivel de cualificación. En estos meses de 2019 (y lo mismo se ve en 2018) ese porcentaje es del 33,8%, y no podemos hablar de un efecto rebote porque durante el peor momento de la crisis, allá por 2013-2014, ese porcentaje era del 35%.

A partir de esos datos de contratos que publica el SEPE se puede analizar, con mayor detalle, con qué tipo de contratos acceden y si las medidas de fomento han servido para algo, que debería ser lo primero que se analice cuando se quiera implantar nuevas. Pues tampoco hay buenas noticias en este apartado. Si en 2007 el 36% de los contratos indefinidos se suscribieron con jóvenes, hoy suponen el 23,5%, todavía medio punto menos que en el peor momento de la recesión. Si, además, se trata de una mujer joven, sus posibilidades se reducen aún más, pues casi seis de cada diez jóvenes que logran un contrato indefinido son hombres. Por entendernos, si Marta, 26 años, sale a buscar trabajo tiene un 10% de posibilidades de encontrar empleo indefinido, y ello a pesar de que la desaparición de las desigualdades formativas.

Por último, las medidas de fomento del empleo juvenil no dan resultados. Apenas el 21% de los contratos indefinidos bonificados se formalizan con jóvenes, y el uso del contrato de prácticas o de formación, pese al sistema de garantía juvenil (del que ya nadie parece acordarse), está en su nivel mínimo: 0,18% del total, cuando hace diez años eran el 1,2% y sin existir el sistema de garantía juvenil.

En definitiva, al haber más contratos hay más jóvenes contratados, cierto, pero ni sus posibilidades han recuperado los niveles previos a la crisis.

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