El día 21 de septiembre es la fecha establecida por la Organización Mundial de la Salud para celebrar el Día Mundial del Alzheimer, enfermedad neurodegenerativa que afecta ya en España a casi 4 millones de personas, entre quienes la sufren directamente y sus familiares cuidadores.

En 1901, el manicomio de Francfort tenía entre sus pacientes anónimos a una mujer de nombre Auguste Deter, de cincuenta y un años de edad. Ella no era consciente de la importancia histórica de su enfermedad. De hecho, la pobre mujer ya no era consciente de muchas cosas. Uno de los médicos de la institución de nombre Alois Alzheimer, un alemán estudioso y metódico, tenía una afición desmedida hacia todo lo que tuviese que ver con el tejido del cerebro. Al doctor Alzheimer le interesó la desintegración psíquica e intelectual de Auguste. Cuando ésta murió en 1906, Alzheimer examinó su cerebro y notó unos depósitos de proteínas, que él identificó como la causa de la pérdida de las funciones mentales de la mujer. La enfermedad que es una demencia degenerativa, decimos que el que la sufre pierde de manera gradual sus facultades intelectuales, como la memoria, e incluso la coordinación motora para la actividad cotidiana. El abordaje de las demencias en general es una prioridad de salud pública y un problema social y sanitario de primer orden. Se ha convertido en la gran epidemia silenciosa del siglo XXI y en el gran reto para la sostenibilidad de cualquier sistema social y sanitario. En este sentido y, teniendo en cuenta los diversos sectores de la población que se ven afectados directa o indirectamente por la enfermedad, así como su complejidad, el "Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia de la OMS" (aprobado el 29 de mayo de 2017) insta a los Estados a disponer de políticas, estrategias, planes o marcos nacionales para abordar esta prioridad de salud pública. Y ello desde un enfoque de salud pública en el que participe, además del Gobierno, todas las partes interesadas. El escritor alemán Jean Paul dijo que la memoria es el único paraíso del que nadie nunca nos puede expulsar. La única memoria que no se pierde es la del amor. Al Dr. Alzheimer le llegó la muerte hace 107 años, cuando tenía sólo 51; la misma edad que tenía Auguste, su paciente, cuando dejó de sufrir.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios