A Son de Mar

Inmaculada Urán / Javier FornieLes

Enseñar.com

Lo que nos ocurre hoy ¿puede constituir una oportunidad de cambio? No somos muy optimistas al respecto

Entre los principales cambios en nuestra rutina se encuentra el cierre de los colegios y las universidades. Para intentar mantener una cierta normalidad, los profesores mandan tareas y utilizan herramientas de trabajo a distancia. ¿Sirve para algo? Lo cierto es que ahora es lo que hay y lo que se debe aprovechar. Pero como todo lo que ocurre estos días, si somos sinceros, no deja de ser una solución improvisada para abordar un problema inesperado.

La cuestión, en realidad, es más compleja. Los profesores están familiarizados con estas técnicas para usarlas como herramienta auxiliar. Pero lo que ahora se les pide es muy diferente. Supone plantear una asignatura y la trasmisión de conocimientos a partir de esas herramientas. Hablamos de un proceso que requiere aprendizaje, ensayo, planificación. Nada tiene que ver la relación y la trasmisión de conocimiento en un aula con la que se efectúa por medio de una pantalla. Hay que valorar el esfuerzo del profesorado y de los alumnos, pero sin echar las campanas al vuelo. Estamos muy acostumbrados a hacernos trampas en el solitario, a pensar que basta con chasquear los dedos para que las reformas pasen de las leyes a las aulas tanto en primaria como en la universidad.

Y lo mismo podemos decir si nos fijamos en el alumno. Aprender a aprender o favorecer el trabajo autónomo de los alumnos son sobre todo frases que se colocan en el BOE. Antes de conseguir esas habilidades hay un largo camino: es preciso potenciar la capacidad de leer, de entender y de asimilar lo escrito. Y no vamos siempre en esa dirección. ¿Cuántas veces preferimos darles los esquemas o los apuntes ya hechos a los alumnos? Por las prisas, la educación se centra con frecuencia más en la memorización y en cumplir con los contenidos del temario que en la forma de asimilarlos o en fortalecer los procesos mentales que generan el conocimiento. Y sin esos soportes, que tampoco predominan en la universidad, mal puede un alumno trabajar por su cuenta en casa. Lo que nos ocurre hoy ¿puede constituir una oportunidad de cambio? No somos muy optimistas al respecto. Son décadas y décadas de rutinas repetidas. Hemos mejorado mucho en los aspectos cuantitativos de la escolarización, pero se ha avanzado muy poco en lo cualitativo. Dejemos, con todo, estos días la ventana abierta a la esperanza y confiemos en mejorar.

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